Sueños de Libertad Capítulo 401 (Luz descubre el grave estado de Don Pedro y su sufrimiento)

Hola amigos, hoy les traigo un adelanto completamente extendido y revisado del capítulo 401 de Sueños de Libertad

La nueva entrega de Sueños de Libertad comienza en la imponente casa de don Pedro, donde un silencio denso domina cada rincón. El ambiente está cargado de tensión, como si las paredes presintieran la magnitud de lo que está por venir. Luz aparece con paso acelerado, su rostro refleja preocupación genuina, y sin rodeos pregunta qué le ocurre a don Pedro. La respuesta llega de labios de Digna, quien todavía tiene los ojos enrojecidos por el disgusto de esa misma mañana: le confiesa que discutieron y que le anunció su intención de marcharse. Aquello fue demasiado para el veterano empresario, quien sufrió un ataque doloroso que lo dejó debilitado. Luz, con firmeza, le sugiere a Digna que se marche si no se siente capaz de continuar allí, asegurándole que ella se hará cargo de don Pedro. Digna, abatida, agradece el gesto y se retira con resignación, admitiendo que no puede permanecer un minuto más en esa casa.

Luz se acerca al sillón donde don Pedro permanece encorvado, con expresión de sufrimiento. Al preguntarle por su estado, él admite entre suspiros que lo que siente no es un simple malestar: es un dolor que se propaga y que no puede soportar. “Prefiero enfrentar la muerte antes que seguir así”, afirma con voz quebrada. La doctora observa con atención y diagnostica algo grave: sus ojos amarillentos evidencian un daño severo en el hígado, sin solución posible. La sentencia estremece al patriarca, que con miedo y resignación pregunta cuánto tiempo le queda. Su discurso está impregnado de desesperanza: confiesa que ya no le queda nada por lo cual luchar, que ha perdido todo lo importante y no sabe si tendría fuerzas para empezar de nuevo. Luz, intentando transmitir calma, promete hacer todo lo posible para aliviar su dolor.

Avance semanal de Sueños de libertad: Damián descubre toda la verdad  mientras don Pedro se enfrenta a sus últimos días

Pero Pedro insiste de manera desgarradora: le suplica que ponga fin a su sufrimiento, le ofrece todo su dinero si fuera necesario, convencido de que hay médicos que ayudan a pacientes sin esperanza. Luz, firme, le responde que no se trata de dinero, sino de principios éticos y del juramento hipocrático que la guía. Lo único que puede hacer es autorizar a Marisa para administrarle morfina que calme el dolor físico. Aun así, concluye con una frase lapidaria: “ningún medicamento puede aliviar el peso de la culpa”.

Pocas horas después, Gabriel llega a visitar a don Pedro. La tensión entre ambos es evidente desde el saludo. Pedro, debilitado, lo recibe recordándole su última conversación. Gabriel va al grano y lo confronta sobre cómo consiguió las cartas de su padre. Pedro, esquivo, responde con otra pregunta, generando más dudas. Gabriel insiste, irritado, mientras Pedro sugiere que Damián fue descuidado y que la verdadera lección es reconocer cómo este actuó como adversario de Bernardo en vez de apoyarlo. Insinúa que la soledad de Bernardo obligó a su madre a tomar decisiones dolorosas para asegurarle un futuro. Gabriel se muestra incrédulo, convencido de que alguien más en la casa filtra información, y advierte a Pedro que no intente manipularlo contra su familia. El intercambio se vuelve agrio cuando Pedro lo compara con un lobo disfrazado de zorro, insinuando que tarde o temprano tendrá que adaptarse o caer. Gabriel contiene su furia y lo desafía a no volver a atacar a los suyos.

En paralelo, la situación en la fábrica también se complica. Cristina llega junto a Luz a la oficina de secretaría, donde las espera Irene. Luz, con tono profesional pero cargado de gravedad, les informa que la salud de don Pedro se deteriora rápidamente: su hígado está fallando, la presión y el ritmo cardíaco son inestables, y su cuerpo se apaga poco a poco. Irene, estremecida, pregunta cuánto tiempo le queda, y Luz responde que lo mantiene con calmantes y pronto Marisa le administrará morfina, pero lo que lo está destruyendo no es el dolor físico, sino la certeza de que morirá solo. Irene intenta aferrarse a la idea de que Digna está con él, pero Luz aclara que ella lo abandonó esa misma mañana. Con tristeza, se despide para volver al dispensario.

El impacto de la noticia despierta un torbellino de emociones en Irene. Cristina, observando a su tía, le dice que quizás ha llegado el momento de dejar atrás el odio y el dolor que Pedro le causó durante tantos años. Irene, con lágrimas contenidas, reconoce que su vida habría sido distinta si él no la hubiese manipulado tanto. Aun así, Cristina le recuerda que también existieron momentos felices. Irene, entre suspiros, admite que sí, que hubo un tiempo en que se sintió parte de una familia, cuando compartía vida con Pedro y con su sobrino Mateo. Ese recuerdo ilumina brevemente su rostro, pero enseguida lo cubre la sombra de la duda: confiesa que ya no ve a su hermano como un ser intocable, pero también reconoce que Mateo nunca le perdonaría dejarlo morir solo.

Mientras tanto, en la casa de los Reina, María y Andrés mantienen una discusión cargada de tensión. Ella no puede ocultar su asombro al saber que Tacio fue designado como nuevo director de Perfumerías Reina. Con ironía, asegura que será el tema de conversación de toda Toledo. Andrés, molesto, la reprende por llamarlo bastardo, pero María responde con seguridad que solo dice las cosas como son. La discusión se intensifica cuando hablan de la capacidad de Tacio para ocupar el cargo. María sostiene que no tiene formación ni experiencia, y sospecha que la decisión de Pedro estuvo motivada por venganza o por el deterioro de su salud. Andrés intenta justificar la situación recordándole que ellos mismos forzaron a Marta a asumir el cargo, pero María lo interrumpe con dureza: no quiere hablar de Marta.

Avance semanal de 'Sueños de libertad', del 8 al 12 de septiembre: La salud  de don Pedro empeora y pone en jaque la estructura de poder | Series

Cuando Andrés insiste, María se muestra cada vez más furiosa. Considera que Marta, al rechazar la dirección, desperdició una oportunidad que cualquier mujer desearía. Andrés intenta hacerla entrar en razón, explicando que Marta está abrumada por el futuro político de su esposo, que pronto será gobernador civil, y que ser esposa de un político no es compatible con dirigir la empresa. María, irritada, replica que eso solo demuestra lo equivocada que estuvo. Andrés, con calma pero con firmeza, confiesa que incluso él rechazó el puesto de director. La revelación provoca la furia de María, que estalla en gritos al descubrirlo. La ambición y la frustración se apoderan de ella, mostrando un lado cada vez más oscuro y lleno de deseos de poder.

El capítulo se mueve así entre el ocaso de don Pedro, la carga de culpas del pasado, la fractura entre Gabriel y Damián, y las disputas por el futuro de la dirección de la fábrica. La enfermedad de Pedro y su deterioro físico marcan el pulso de la historia, mientras las intrigas familiares, las ambiciones desmedidas y las verdades ocultas amenazan con desestabilizar para siempre el mundo de Perfumerías Reina.