‘SUEÑOS DE LIBERTAD’: 😱 MARÍA DESCUBRE A GABRIEL EN SU INTENTO DE ASESINAR A ANDRÉS EN EL HOSPITAL 😱
Andrés sintió un torbellino de emociones. “¿Culpable? ¿Por qué?”, preguntó, sintiendo que cada respuesta solo añadía más preguntas.
“Él estaba contigo en el momento del accidente. Se siente responsable de lo que pasó”, explicó Begoña, su voz entrecortada. La revelación impactó a Andrés como un rayo. “Entonces, ¿Gabriel está bien? ¿Lo has visto?”, preguntó, sintiendo que la preocupación lo consumía.
La Decisión de Buscar a Gabriel
“No lo he visto desde hace semanas. Se alejó de todos, no quiere hablar con nadie”, respondió Begoña, sintiendo una mezcla de tristeza y frustración. Andrés sintió que debía hacer algo. “Necesito encontrarlo. No puedo dejar que se sienta así”, dijo, con determinación.
“Andrés, no es tan simple. Gabriel está pasando por un momento muy oscuro”, advirtió Begoña. Pero Andrés ya había tomado su decisión. “No puedo quedarme aquí sin hacer nada. Necesito entender lo que pasó y ayudarlo”, afirmó, sintiendo que su propia recuperación dependía de ello.
El Encuentro con Gabriel
Después de muchas insistencias, los médicos finalmente accedieron a que Andrés saliera del hospital por unas horas, siempre bajo la supervisión de Begoña. El trayecto hacia la casa de Gabriel estaba lleno de tensiones. Andrés miraba por la ventana, recordando fragmentos de su amistad con Gabriel, momentos de alegría y camaradería que habían compartido.
“¿Qué le diré?”, pensó, sintiendo que el miedo lo invadía. Begoña, a su lado, sintió su angustia. “Solo sé honesto con él. Gabriel necesita escuchar la verdad”, le aconsejó.

Cuando llegaron a la casa de Gabriel, el ambiente era sombrío. Las ventanas estaban cerradas, y la puerta parecía no haber sido abierta en días. Andrés sintió un nudo en la garganta. “¿Estás seguro de que quieres hacer esto?”, preguntó Begoña, preocupada.
“Sí, tengo que hacerlo”, respondió Andrés, decidido.
La Confrontación
Andrés llamó a la puerta varias veces, hasta que finalmente escuchó un murmullo dentro. “¿Quién es?”, preguntó Gabriel, su voz apagada y llena de desconfianza.
“Soy yo, Andrés. Necesito hablar contigo”, respondió, sintiendo que su corazón latía con fuerza. Después de unos momentos de silencio, la puerta se abrió lentamente, revelando a un Gabriel desaliñado, con la mirada perdida.
“Andrés…”, murmuró Gabriel, su voz apenas audible. La tensión entre ellos era palpable. “¿Qué haces aquí?”, preguntó, sintiendo que el peso de la culpa lo aplastaba.
La Revelación de la Verdad
“Vine porque necesito entender. He estado recordando cosas, y sé que tú estuviste allí. ¿Qué pasó realmente?”, preguntó Andrés, su voz llena de angustia. Gabriel se apartó, evitando su mirada. “No sé si puedo contarte. Te hice daño, Andrés. Yo… yo debería haber hecho más”, confesó, sintiendo que las lágrimas amenazaban con brotar.
“No me hables así. No eres culpable de lo que pasó”, dijo Andrés, sintiendo que la rabia y la tristeza se mezclaban en su interior. Gabriel lo miró, y en sus ojos había un mar de emociones. “Pero estuve contigo. No pude protegerte. No hice lo suficiente”, respondió, su voz quebrada.