LA PROMESA Preview Capítulo 686 Martes 30 de Septiembre ENORA vuelve a robar y MANUEL sospecha

✨ Aquí estamos arrancando la semana para contarte lo que veremos mañana en La Promesa

Mañana en La Promesa se avecina un capítulo cargado de giros inesperados, tensiones familiares y secretos que continúan removiendo los cimientos de la casa. Lo que parecía ser un día más en la finca, pronto se convierte en una sucesión de decisiones cruciales que marcarán el rumbo de cada personaje.

La primera en dar un paso decisivo es Ángela. Aunque su corazón le pide aceptar la propuesta de Curro y huir junto a él para liberarse del yugo que los oprime, la razón termina imponiéndose. El miedo a que Lorenzo descubra sus planes y descargue su ira contra Curro pesa demasiado. Ángela se muestra firme y rechaza la idea, convencida de que el riesgo es mayor que la recompensa. Este gesto, aunque lleno de amor contenido, deja a Curro abatido, sintiendo cómo la esperanza de un futuro juntos se resquebraja antes de hacerse realidad.

Avance 'La Promesa': ¿Quién es realmente Enora? (capítulo 686, martes 30 de  septiembre)

Mientras tanto, en el hangar, donde se concentra la ilusión y el esfuerzo de Toño y Manuel, la sombra de la traición vuelve a colarse. Enora, sigilosa y calculadora, aprovecha un descuido y roba otro de los planos de los diseños del heredero. Lo hace con la misma frialdad con la que ha ejecutado todas sus artimañas anteriores. Ni Toño ni Manuel sospechan nada, pero Manuel comienza a sentir un malestar cada vez mayor hacia la presencia de Enora. Su instinto le dice que algo no encaja: la mujer parece no tener raíces, nadie en los alrededores puede dar referencias sobre ella y su supuesta historia está llena de vacíos. La desconfianza se convierte en una semilla que empieza a germinar en su interior, poniendo en duda cada palabra y cada gesto de Enora.

En otra parte de la finca, el ánimo de Adriano sigue desplomándose. La marcha de Catalina lo ha dejado sumido en una profunda tristeza que se refleja en cada movimiento, en cada mirada perdida. Martina, siempre atenta y deseosa de ayudar, intenta animarlo con dulces palabras y compañía cercana, pero sus esfuerzos parecen insuficientes. Ante la magnitud del problema, recurre a Jacobo, pidiéndole apoyo para gestionar un asunto delicado con el patronato que podría aliviar un poco la carga de Adriano.

Sin embargo, en este juego de voluntades, aparece Leocadia con intenciones muy distintas. Ella propone al marqués ser la encargada de acompañar a Adriano en la administración de las tierras, una oferta que esconde su ambición de ganar influencia en la finca. Pero el marqués, consciente de las segundas intenciones que la mueven, rechaza tajantemente la propuesta. Este desplante deja a Leocadia contrariada, aunque no derrotada; su mente ya trama nuevos caminos para acercarse a donde realmente quiere estar.

Por otro lado, Lóe, que ha intentado sin éxito impedir el encuentro entre Vera y Federico, se ve obligada a aceptar la situación. Aun así, logra algo importante: mostrarle a Federico la verdadera cara de su padre. Con palabras certeras y sin adornos, le abre los ojos sobre la dureza y las manipulaciones del duque. La revelación impacta profundamente a Federico, quien, tras conversar con Vera, termina confesándole que no cree prudente que regrese con la familia. Este comentario, cargado de preocupación, no es un simple consejo: es un reflejo del miedo a que el regreso de Vera pueda convertirse en una trampa emocional o en una condena segura bajo el control de su progenitor.

En medio de este ambiente cargado de dudas, aparece Ricardo, un hombre dominado por los remordimientos. La ausencia de Pía lo atormenta, haciéndolo sentir responsable de su marcha. Todos en la finca intentan reconfortarlo, asegurándole que Alonso está haciendo lo posible por traerla de vuelta. Estas palabras de aliento, aunque reconfortantes en apariencia, no logran borrar del todo la culpa que lo consume. Ricardo carga con un peso que amenaza con quebrarlo en cualquier momento.

Por su parte, Cristóbal continúa desplegando su carácter autoritario. No soporta que nadie lo contradiga y reacciona con dureza ante cualquier atisbo de rebeldía. Para afianzar su poder, recurre a Leocadia, pidiéndole que hable con el marqués para frenar el regreso de Pía. Su objetivo es claro: evitar que su autoridad se vea cuestionada por la presencia de alguien que conoce sus debilidades y puede desafiarlo. Este movimiento estratégico no solo revela su inseguridad, sino también el temor a perder el control absoluto que intenta imponer en la casa.

En este torbellino de intrigas y tensiones, la salud de Petra sigue deteriorándose. Sus compañeros, cada vez más alarmados, notan cómo la enfermedad avanza implacable. El cansancio, los mareos y el sufrimiento físico son evidentes, y la preocupación crece con cada jornada. La incertidumbre sobre su futuro genera un clima de angustia que afecta a todos los que la rodean, recordándoles que, en medio de tantas luchas por el poder, también existen batallas silenciosas contra la fragilidad humana.

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Así, el capítulo de mañana en La Promesa promete ser un reflejo perfecto del espíritu de la serie: un constante vaivén entre la pasión, la traición, la ambición y el amor. Cada personaje, atrapado en sus dilemas personales, tendrá que tomar decisiones que los marcarán para siempre. Las luchas internas se entrelazan con los conflictos externos, formando una red de secretos y estrategias que nadie puede prever hacia dónde los llevará.

La desconfianza de Manuel hacia Enora abre la puerta a un posible desenmascaramiento. El rechazo de Ángela a la propuesta de Curro siembra la semilla de una nueva desesperanza. Los planes de Leocadia, frenados por el marqués, anuncian futuras confrontaciones. Y la voz de Federico, advirtiendo a Vera, resuena como un eco que puede cambiar su destino. Entre tanto, el sufrimiento de Petra se convierte en un recordatorio de la vulnerabilidad que todos comparten, incluso en medio de las intrigas más calculadas.

En definitiva, el episodio se presenta como un mosaico de emociones intensas, donde cada decisión se convierte en un punto de inflexión. Los espectadores serán testigos de cómo los protagonistas se debaten entre la lealtad, el miedo, la ambición y el amor, sin saber que, al final, el destino de todos está más entrelazado de lo que imaginan.

Mañana en La Promesa nada será lo que parece.