LA PROMESA Avance Semanal 15-19 de Septiembre VALLADARES amenaza a CATALINA
Un domingo más en La Promesa: Spoiler semanal lleno de secretos, amenazas y giros inesperados
Una semana más, La Promesa nos abre sus puertas para sumergirnos en una trama cargada de intrigas, amores prohibidos y decisiones que pueden cambiarlo todo. Lo que parecía avanzar lentamente ahora se acelera con fuerza, dejando a cada personaje en situaciones límite, donde la valentía, el miedo y la ambición se entrelazan.
El primero en mover ficha es Lorenzo, quien no se cansa de presionar a Leocadia para que ceda de una vez y permita que su hija Ángela contraiga matrimonio con él. Con su acostumbrada astucia, el hombre utiliza insinuaciones venenosas para reforzar su posición: deja caer que entre Curro y Ángela existe algo más profundo de lo que ambos intentan aparentar. Estas palabras actúan como un veneno que socava la calma de Leocadia, pues aunque siempre ha intentado controlar a su hija, la idea de un amor clandestino entre ella y Curro amenaza con derribar todos los planes que con tanto empeño ha trazado.
Mientras tanto, la joven Ángela, agotada de su encierro y de vivir bajo la vigilancia constante de su madre, decide dar un paso al frente. Primero convence a Leocadia para permitir la visita de un médico, con el objetivo de demostrar que su salud es buena y que no hay razón alguna para mantenerla aislada. Pero no se conforma con eso: en un arrebato de valentía, Ángela abandona su habitación, desafiando las normas y dejando en evidencia su hartazgo. Sin embargo, la reacción de Leocadia no es la que ella esperaba. Lejos de mostrar comprensión o ternura, su madre responde con dureza, reafirmando las cadenas invisibles que atan a su hija.

Pese a todos los obstáculos, el amor entre Ángela y Curro sigue vivo, oculto en las sombras del palacio. Ambos se buscan en cada rincón, se entregan en miradas cómplices y en palabras susurradas, conscientes de que, si los descubren, las consecuencias podrían ser devastadoras. Viven ese amor con la pasión de lo prohibido, pero también con la angustia permanente de saberse perseguidos por los ojos vigilantes de Lorenzo y la rigidez de Leocadia.
Paralelamente, Catalina, la hija del marqués, se enfrenta a una de las pruebas más duras de su vida. El varón de Valladares no se anda con rodeos: le exige abandonar La Promesa de inmediato y, para doblar la amenaza, pone en riesgo incluso la seguridad de sus hijos. Catalina, dividida entre el miedo y la rabia, se mantiene firme. Se niega a marcharse y a ceder ante un hombre que pretende doblegarla. Su resistencia, sin embargo, la deja expuesta. Su familia no comprende del todo sus decisiones, y esa incomprensión se convierte en aislamiento. Pronto los rumores comienzan a circular en los pasillos: algunos la señalan como la instigadora de las revueltas campesinas, manchando su reputación y debilitando su posición.
En el terreno del servicio, las tensiones no son menores. López lucha desesperadamente por recuperar a Vera, pero ella, inmersa en una crisis personal, lo rechaza con frialdad. Los desencuentros entre ambos se vuelven inevitables y la distancia emocional crece. Aunque Vera termina pidiendo disculpas, lo hace de una manera tan seca que no logra calmar el dolor de López, quien siente cómo se desmorona el vínculo que tanto valoraba. Mientras tanto, Simone y Candela, atentas como siempre a los movimientos dentro del palacio, intentan descifrar qué ocurre realmente entre ellos. Su curiosidad, lejos de ser inocente, añade más tensión a un ambiente que ya se encuentra cargado de reproches y silencios incómodos.
A este clima enrarecido se suma la angustia de Pía, que había logrado mantener a su hijo dentro del palacio, aferrándose a esa pequeña victoria como a un salvavidas. Pero la noticia que recibe la golpea como un mazazo: su niño será trasladado a Aranjuez, una decisión impuesta con la frialdad característica de Cristóbal. La doncella se hunde en la desesperación, incapaz de aceptar la separación. La humillación se agrava cuando Samuel, profundamente afectado al verla sufrir, presencia cómo Pía se ve reducida a limpiar suelos bajo la mirada severa de sus superiores. En medio de todo esto, Petra, cada vez más irascible y enferma, incrementa la tensión entre los criados, contagiando el malestar a todos los que comparten con ella las tareas del servicio.
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En contraste, Toño se mantiene en su propio mundo, aferrado a la ilusión de un futuro junto a Enora. Sus gestos cariñosos, aunque llenos de esperanza, despiertan las sospechas de Manuel, quien no tarda en enfrentarse directamente a la joven. El resultado es impactante: Manuel descubre algo tan inesperado que lo deja completamente atónito, abriendo una nueva línea de conflicto que amenaza con alterar no solo su vida, sino también la de quienes lo rodean. Mientras tanto, los rumores sobre una posible boda entre Toño y Enora se expanden entre los pasillos, alimentando la ilusión de Simone y Candela, siempre dispuestas a dejarse llevar por las historias románticas que endulzan su rutina.
En paralelo, Manuel y sus ayudantes intentan dar forma a su nueva empresa, volcados en cada detalle con entusiasmo y ambición. No obstante, en su empeño por construir un futuro, parecen ignorar que lo que ocurre alrededor de ellos podría poner en peligro mucho más que sus planes empresariales. La intriga, las amenazas y los secretos que flotan en el aire del palacio se ciernen como una tormenta silenciosa sobre todos los que habitan en La Promesa.
Así, la semana en la serie se presenta como un cóctel explosivo: una madre que sacrifica la libertad de su hija por ambición, un amor prohibido que sobrevive en la clandestinidad, una mujer noble enfrentada al chantaje y a la difamación, criados que luchan entre la lealtad y la desesperanza, y jóvenes que sueñan con un futuro incierto, mientras los engranajes de la intriga siguen girando sin descanso.
Con cada capítulo, La Promesa confirma que nadie está a salvo, que todos guardan secretos y que la verdad, aunque tarde en llegar, siempre termina abriéndose paso. Una vez más, la serie nos ofrece un retrato apasionante de luchas personales y colectivas, donde el amor, el poder y la traición marcan el pulso de la historia.