‘La Promesa’, avance del capítulo 669: Curro descubre el secuestro de Ángela por Lorenzo
Curro descubre el secuestro de Ángela por Lorenzo. El misterio en La Promesa alcanza un punto de no retorno
La trama en La Promesa llega a un punto donde el suspense se vuelve insoportable y los secretos ocultos amenazan con dinamitar todos los lazos de confianza dentro del palacio. Durante días, el silencio y los rumores habían sembrado un clima de miedo, pero todo cambia cuando Curro hace un hallazgo que confirma sus peores presentimientos: una prenda de Ángela aparece en plena búsqueda. Ese pequeño lazo azul, que en otro momento simbolizó ternura, se convierte ahora en una prueba tangible de una verdad aterradora. La certeza se clava en el corazón de Curro: Lorenzo es el responsable de la desaparición de la joven, y con ella, de su secuestro. El capítulo 669 promete ser decisivo, pues desenmascarará la oscura realidad que se escondía detrás de las apariencias del Capitán de la Mata.
El ambiente en el palacio se vuelve denso, irrespirable, cargado de secretos y miradas furtivas. Desde las cocinas agitadas hasta los salones solemnes, todo parece estar impregnado de una tensión invisible. La caída del sol del miércoles 3 de septiembre tiñe los jardines de tonos melancólicos, mientras las sombras parecen proyectar el reflejo de los miedos más profundos de quienes habitan La Promesa. Y en ese clima opresivo, Cristóbal lanza una acusación demoledora contra Leocadia. Frente a ella, con una frialdad escalofriante, le pregunta directamente si Ángela es en realidad su hija. El tiempo parece detenerse. Leocadia siente cómo se le corta la respiración, como si el peso de toda una vida de silencios y sacrificios cayera sobre sus hombros. Quiere negar, gritar, huir, pero Cristóbal la arrincona con pruebas sutiles: las miradas que ella lanzaba a la doncella, la angustia en su rostro, la devoción de una madre disfrazada de deber profesional. Cada palabra del mayordomo es un golpe certero que la desnuda emocionalmente.

Leocadia intenta mantener el control, pero su voz tiembla cuando niega. Cristóbal, sin embargo, insiste con un susurro venenoso: sabe que aquella mentira puede ser utilizada como un arma, y la amenaza de usarla pende como una espada sobre su cabeza. La pregunta queda flotando en el aire: ¿es Ángela realmente su hija? Esa revelación no solo podría cambiar el destino de ambas, sino también alterar para siempre el delicado equilibrio de poder en La Promesa.
Mientras tanto, Curro pasa una noche interminable, consumido por la desesperación. Ha recorrido cada rincón de la finca, buscando sin descanso a la joven que tanto significa para él. La angustia se convierte en un nudo físico que lo paraliza y, a la vez, lo empuja hacia adelante. Finalmente, una corazonada lo conduce a una vieja cabaña olvidada en el bosque. El lugar huele a abandono, humedad y tiempo detenido. Allí, entre polvo y maderas podridas, encuentra un lazo de seda azul. Lo reconoce de inmediato: es el que él mismo regaló a Ángela semanas atrás. El hallazgo le provoca una mezcla de alivio y terror. Si ella estuvo allí, significa que Lorenzo la tiene bajo su control. La calma fingida del Capitán en los últimos días, sus miradas lascivas hacia la doncella y su actitud posesiva cobran ahora un sentido escalofriante. Ya no hay dudas. Curro sabe que se enfrenta a un monstruo y que debe actuar antes de que sea demasiado tarde.
Mientras la desesperación de Curro crece, un regreso inesperado sacude el equilibrio de la casa. Federico, el Marqués de Luján, reaparece tras mucho tiempo ausente. No busca grandes recibimientos ni formalidades; llega con una misión clara: hablar con Vera. La cita se produce en el despacho, donde la joven doncella escucha, atónita, cómo el Marqués le revela una verdad demoledora. Todo lo que sabía sobre su familia, su origen y su identidad era mentira. La historia que había dado forma a su vida se desmorona en cuestión de minutos. Federico le habla con solemnidad de secretos oscuros, de manipulaciones y de un legado que le fue robado. Vera siente cómo se tambalean los cimientos de su ser. La incredulidad y el miedo la paralizan, pero las piezas de su pasado empiezan a encajar de un modo perturbador. Federico promete acompañarla en ese proceso de descubrimiento, aunque advierte que el camino será doloroso. La joven queda hundida en un mar de dudas, enfrentándose a la traición de quienes creía que la protegían.
En otra parte del palacio, Catalina también libra su propia batalla. Tras escuchar una conspiración entre Martina y Jacobo contra los trabajadores, busca en Adriano un aliado. Confiaba en su espíritu progresista, pero la reacción de él la decepciona profundamente. Adriano se muestra calculador, frío, más preocupado por la estrategia que por la justicia. Catalina se da cuenta de que está sola, y que incluso aquel en quien había depositado su confianza prefiere la neutralidad antes que enfrentarse a su familia. La confrontación con Martina no tarda en llegar, y las dos primas cruzan palabras cargadas de veneno. Lo que antes era una tregua se convierte en una guerra declarada, en la que Catalina ya no tiene miedo de desafiar la arrogancia de su rival.

En paralelo, Manuel de Luján toma una decisión que marca un antes y un después en su vida: vende su parte de la empresa. Para él, no es una pérdida, sino un acto de liberación. Busca reencontrarse con su pasión por la aviación, aunque su amigo Toño lo advierte sobre los riesgos. Manuel, firme en su decisión, prefiere arriesgarse persiguiendo un sueño que vivir atrapado en una jaula de oro. Su determinación lo llena de una energía renovada, aunque el futuro es incierto.
Ese mismo espíritu de firmeza lo demuestra al regresar al palacio. Cuando Cristóbal intenta separar a Pía y Ricardo, imponiéndoles un ultimátum cruel, Manuel interviene con autoridad. Anula la decisión del mayordomo y protege a la pareja, recordándole que la disciplina no puede ser excusa para la tiranía. Pía y Ricardo sienten un alivio inmenso, pero saben que la amenaza de Cristóbal no ha terminado. El rostro del mayordomo, enmascarado con una falsa obediencia, oculta planes más oscuros. Si no puede separar a la pareja por la fuerza, buscará otra forma de hacerles la vida imposible. La sombra de su venganza se cierne sobre ellos, anunciando tormentas aún más peligrosas.
Así, entre revelaciones que destruyen identidades, traiciones familiares y la desesperación de un secuestro, el misterio en La Promesa llega a un punto sin retorno. Curro sostiene en sus manos la prueba que confirma la monstruosidad de Lorenzo, pero la gran pregunta sigue sin respuesta: ¿logrará salvar a Ángela antes de que el Capitán ejecute un plan aún más siniestro? Cada rincón del palacio respira miedo, y cada secreto revelado abre la puerta a nuevas amenazas. El destino de todos parece pender de un hilo, y lo que está por venir promete sacudir los cimientos de La Promesa como nunca antes.