La actriz Emma Govantes pide una gran suma de dinero y Tasio acepta apurado
La brisa suave de la tarde acariciaba las calles de la ciudad, mientras el bullicio del tráfico y las risas de la gente se entremezclaban en un ambiente vibrante. Sin embargo, en el lujoso despacho de Tasio, un prominente productor de cine, la atmósfera era tensa y cargada de incertidumbre. Emma Govantes, una actriz talentosa y carismática, se encontraba frente a él, con una mirada decidida que ocultaba un torbellino de emociones.

La propuesta inesperada
Tasio, un hombre de negocios astuto y siempre atento a las oportunidades, había estado esperando este encuentro. Emma había sido la estrella de su último proyecto, una película que había tenido un éxito moderado, pero que no había cumplido con las expectativas financieras que él había anticipado. Sin embargo, lo que Emma estaba a punto de proponer cambiaría el rumbo de ambos.
“Necesito que me escuches, Tasio”, comenzó Emma, su voz firme pero con un matiz de nerviosismo. “He estado pensando mucho en mi carrera y en lo que quiero lograr. Estoy lista para dar un gran paso, pero necesito tu apoyo”.
Tasio se inclinó hacia adelante, intrigado. “¿Qué tipo de apoyo?”, preguntó, su interés despertado. Emma tomó una respiración profunda, consciente de que sus palabras podrían tener un impacto significativo.
“Quiero producir una película. No cualquier película, sino una que hable sobre la verdad de la industria del cine, sobre las luchas que enfrentamos como actores y actrices. Pero para hacerlo, necesito una gran suma de dinero: dos millones de euros”.
El silencio se instaló en la habitación. Tasio sintió que el aire se volvía denso. Dos millones era una cantidad considerable, y aunque confiaba en el talento de Emma, sabía que la inversión era arriesgada. “¿Por qué debería invertir en esto, Emma? ¿Qué te hace pensar que será un éxito?”, cuestionó, buscando entender la magnitud de su propuesta.
La pasión de Emma
Emma, viendo la duda en los ojos de Tasio, decidió apelar a su ambición. “Porque esta película no solo será un reflejo de nuestra realidad, sino que también tiene el potencial de ser un gran éxito. La audiencia está lista para escuchar historias auténticas. Además, tengo un guion que ha sido bien recibido en varios festivales. Con el enfoque correcto, podríamos atraer a un gran público y, por ende, obtener una gran ganancia”.
Tasio se pasó la mano por el cabello, reflexionando. La pasión de Emma era contagiosa, y él sabía que había algo especial en su visión. “Pero, Emma, dos millones es una inversión significativa. ¿Y si no funciona? ¿Y si la crítica no responde bien?”, cuestionó, intentando sopesar los riesgos.
“Si no lo intentamos, nunca lo sabremos”, respondió Emma con determinación. “Esta es mi oportunidad para demostrar que hay espacio para historias reales en el cine. Y tú, Tasio, podrías ser parte de algo que cambie la industria. No solo por mí, sino por todos los que luchan en las sombras”.
La presión de la decisión
A medida que la conversación avanzaba, Tasio sentía que la presión aumentaba. Sabía que Emma era una actriz con un gran futuro, pero también era consciente de que las inversiones en cine podían ser impredecibles. “Necesito tiempo para pensarlo”, dijo finalmente, tratando de ganar espacio para tomar una decisión.
Emma, sin embargo, no estaba dispuesta a dejar que la oportunidad se desvaneciera. “No hay tiempo, Tasio. La industria está cambiando rápidamente. Si no actuamos ahora, podríamos perder el momento. Necesito tu respuesta hoy”.
Las palabras de Emma resonaron en la mente de Tasio. La urgencia en su voz lo hizo reflexionar sobre sus propias ambiciones. “¿Qué pasaría si no invierto? ¿Me arrepentiré de no haber apoyado a alguien con tanto potencial?”, pensó, sintiendo que el tiempo se le escapaba.
La oferta final
Finalmente, después de unos minutos de intensa deliberación, Tasio se inclinó hacia adelante y miró a Emma a los ojos. “Está bien. Acepto invertir en tu película, pero con una condición: quiero tener control creativo sobre el proyecto. Necesito asegurarme de que sea comercialmente viable”.
Emma sintió una mezcla de alivio y tensión. “Entiendo, pero necesito que confíes en mí. Quiero que esta película sea auténtica, y no quiero que se pierda en la búsqueda de ganancias”.
“Eso es algo que tendremos que discutir más a fondo”, respondió Tasio, su tono firme. “Si vamos a hacer esto, necesitamos un plan sólido y un equipo que comparta nuestra visión”.
La complicidad y el riesgo
Ambos sabían que estaban a punto de embarcarse en un viaje lleno de incertidumbres. Mientras firmaban los documentos que sellaban su acuerdo, una sensación de complicidad se estableció entre ellos. Tasio estaba emocionado por la posibilidad de un proyecto innovador, mientras que Emma sentía que finalmente tenía la oportunidad de contar la historia que llevaba dentro.
Sin embargo, la presión de cumplir con las expectativas también comenzaba a pesar sobre sus hombros. “¿Y si no puedo hacer justicia a la historia?”, pensó Emma, sintiendo que la responsabilidad crecía con cada firma.
Con el acuerdo firmado, Emma salió del despacho de Tasio con una mezcla de emoción y miedo. Sabía que había dado un gran paso hacia adelante, pero también era consciente de que el camino por delante estaría lleno de desafíos.
La reacción del entorno
Al salir, Emma se encontró con su amiga y colega, Valeria, quien la había estado esperando en la entrada. “¿Cómo te fue?”, preguntó Valeria, su rostro iluminándose al ver a Emma.
“¡Lo conseguimos! Tasio aceptó invertir en mi película”, exclamó Emma, sintiendo una oleada de alegría. Pero Valeria notó la sombra de preocupación en su mirada. “Eso es increíble, pero también es un gran riesgo. ¿Estás segura de que estás lista para esto?”.
Emma asintió, aunque su mente seguía gira