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El próximo episodio viene cargado de tensión, secretos ocultos y decisiones que podrían cambiar el rumbo de la familia Reina para siempre. Una vez más, la habilidad de Gabriel se convierte en su mejor arma para encubrir la gran mentira de María, dejando expuesta a Begoña frente a su propia amiga. La gran incógnita que se abre es clara: ¿descubrirá Begoña que Gabriel está moviendo los hilos en secreto para proteger a María?

La historia comienza en la junta de la empresa, un encuentro que reúne a todos los miembros con un objetivo crucial: decidir el futuro de don Pedro. La expectación es máxima. Al entrar Tasio en la sala, Gabriel toma la palabra con solemnidad, anunciando que ha llegado el momento de votar a favor o en contra de la moción de censura contra el actual director. De aprobarse, deberán nombrar a un nuevo sucesor.

Joaquín se adelanta, seguro de sí mismo, y declara que tanto él como Luis apoyan la moción contra don Pedro. Además, avalan la propuesta de que Marta sea quien tome las riendas de la dirección. Damián, consciente de lo delicado del asunto, responde con calma: entiende la importancia de esta medida, aunque insiste en que será algo transitorio hasta la próxima junta general. Joaquín asiente, convencido de que lo más necesario es una dirección firme y recordando que Marta ya ha demostrado en varias ocasiones su capacidad.

Andrés interviene con firmeza y añade que María también apoya la destitución de Pedro y el nombramiento de Marta. Luego, mirando a Tasio, remata: falta tu voto, el desenlace depende de ti. Tasio, con el rostro endurecido y la voz grave, admite que considera todo esto una conspiración contra Pedro. Argumenta que, de no ser por la enfermedad, él seguiría al frente de la empresa con buenos resultados. Sin embargo, pese a su lealtad hacia el patriarca, reconoce que su responsabilidad está con la familia y la compañía. Por eso, sorprende a todos votando a favor de su hermana Marta.

Con esta declaración, la tensión se disuelve en parte. Damián, solemne, da paso a la votación oficial a mano alzada, quedando registrado que Joaquín vota en nombre de Luis y Andrés en nombre de María. Gabriel dirige el proceso con calma. Uno tras otro, los votos se alzan, marcando el final de una era y el comienzo de un nuevo capítulo. Finalmente, llega el turno de ratificar el reemplazo: todos apoyan a Marta, excepto ella misma. Su padre, Damián, le recuerda que su voto también es necesario. Marta, visiblemente afectada, lo da, cerrando con unanimidad el relevo.

Damián, emocionado, felicita a su hija y la anima a asumir el papel, convencido de que logrará sacar a la empresa adelante. Joaquín refuerza con entusiasmo su apoyo. Sin embargo, Marta, en lugar de agradecer, estalla con la voz entrecortada: confiesa que no podrá con semejante carga. Con lágrimas contenidas, admite que ni siquiera logra mantener su propia sección a flote, y que postularse ha sido un error. Se levanta abruptamente y abandona la sala, perseguida por un preocupado Andrés. Todos quedan atónitos ante su reacción, menos Gabriel, quien, aunque su plan estuvo a punto de fracasar, logra mantener el control.

La acción se traslada a la casa de los Reina. Allí, Luz acompaña a Begoña a la habitación de María. La doctora, con tono amable, se interesa por su estado. María, cansada y nerviosa, responde con indiferencia, mientras Begoña observa la escena con ojos críticos. Luz pregunta por sus ejercicios en la clínica y María explica que sigue con las mismas rutinas, aunque ahora con aparatos más sofisticados. Aunque siente alivio en ciertos aspectos, también sufre dolores constantes.

Luz propone hacerle un reconocimiento más detallado. María, con ironía amarga, responde que sus piernas están muertas, que nada devolverá su vida anterior. La doctora intenta mantener la calma y le sugiere que con el tiempo podrá adaptarse a la silla de ruedas. María, con sarcasmo hiriente, replica si lo dice por experiencia propia. La situación se vuelve tensa, pero Luz insiste en que las revisiones periódicas son necesarias para detectar cualquier posible mejora. Finalmente, pide permiso para realizar unas pruebas de sensibilidad en sus piernas.

Aunque incómoda y a la defensiva, María accede. Luz presiona, pincha y examina, pero no obtiene ninguna reacción. María, al borde del colapso, estalla en un grito de rabia acusándolas de torturarla. Con lágrimas en los ojos, las expulsa de la habitación. Tanto Luz como Begoña salen en silencio, sorprendidas y frustradas.

Al quedarse sola, María revive en su mente la conversación que mantuvo con Gabriel horas antes. Recuerda con claridad cómo él le inyectó un anestésico en las piernas, justificándose con frialdad: “No podemos impedir que te examinen. Si muestras sensibilidad, sospecharán. Así estarán tranquilas y tú seguirás protegida.” La mentira que la mantiene en pie se convierte en una carga insoportable. María es consciente de que vive atrapada en una farsa que puede desmoronarse en cualquier momento.

La intriga crece: ¿logrará Begoña descubrir que Gabriel es el verdadero cómplice de María? ¿Podrá Marta superar sus miedos y aceptar finalmente la dirección de la empresa, o renunciará para siempre? ¿Hasta cuándo resistirá Gabriel escondiendo un plan que cada día resulta más frágil? ¿Conseguirá Luz ganarse la confianza de María tras la dolorosa revisión médica?

El capítulo promete dejar a los espectadores al borde del asiento. La familia Reina se enfrenta a un cambio radical en la dirección de su empresa, un golpe directo a la autoridad de Pedro. Marta, llamada a ser la nueva líder, se muestra incapaz de cargar con semejante responsabilidad, lo que abre un nuevo frente de incertidumbre. Gabriel, mientras tanto, sigue tejiendo su red de engaños con sangre fría, protegiendo a María, aunque ello implique arriesgarlo todo.

Por otro lado, María continúa sumida en su tormento interno, atrapada entre la desesperanza y el secreto que comparte con Gabriel. La presencia de Luz representa tanto una amenaza como una posible salvación, pero la hostilidad de María parece cerrar cualquier puerta a la confianza. En medio de esta tormenta emocional, Begoña se convierte en una pieza clave: su intuición la empuja a sospechar, y cada gesto de Gabriel podría delatarlo.

Los espectadores se enfrentarán a un episodio cargado de giros inesperados, donde la verdad acecha tras cada palabra y las alianzas se tambalean al borde del abismo. Entre el poder de la empresa, los secretos médicos y las traiciones familiares, la tensión alcanza un nuevo nivel, preparando el terreno para revelaciones que podrían cambiarlo todo.

El avance se despide con preguntas abiertas y un aire de expectación. La sensación es clara: nada está asegurado y cada decisión podría desencadenar consecuencias irreversibles. La familia Reina se encuentra en una encrucijada donde la ambición, el dolor y la lealtad se entrelazan en un juego peligroso. Y solo el tiempo dirá quién logra mantenerse en pie.