ALONSO ROTO ENTRE CATALINA Y MANUEL || CRÓNICAS de La Promesa Series

Alonso contra las cuerdas: sus propios hijos lo desafían | Avance de La Promesa

La nueva semana en La Promesa arranca con una tormenta emocional que sacude de lleno a la familia Luján. El marqués Don Alonso, siempre acostumbrado a ser la figura de autoridad, se enfrenta ahora al mayor desafío de su vida: los enemigos no llegan desde fuera, sino desde dentro de su propio hogar. Sus hijos Catalina y Manuel se plantan ante él con decisiones firmes que no solo marcan su independencia, sino que ponen en jaque la estabilidad del apellido Luján.

Desde hace tiempo, Alonso ha lidiado con intrigas políticas, adversarios poderosos y enemigos dispuestos a socavar su honor. Sin embargo, lo que está por venir supera todas esas pruebas. Catalina y Manuel, con caminos diferentes, deciden romper con el pasado y dar pasos valientes que trastocan el futuro de la familia. La autoridad del marqués, esa que siempre había parecido incuestionable, comienza a tambalearse.

Catalina se rebela como líder

Catalina de Luján vuelve a demostrar que no es una señorita dócil de salón ni una mujer dispuesta a esconderse tras bordados. Desde que asumió la gestión de La Promesa junto a su esposo Adriano, ha apostado por la justicia social. Subió los sueldos a los jornaleros y se ganó el cariño de los trabajadores, aunque también acumuló la enemistad de los nobles más influyentes.

El varón de Valladares, siempre altivo y ofensivo, ha sido uno de sus más acérrimos detractores. No solo se ha mostrado en contra de las mejoras sociales que Catalina impulsó, sino que ha llegado a insultarla públicamente. Harta de humillaciones, Catalina decide plantar cara de una forma sorprendente y valiente. El próximo lunes, en el capítulo 670, seremos testigos de una de las escenas que promete quedar grabada en la historia de la serie: Catalina, al frente de un grupo de jornaleros, organiza una protesta simbólica frente al palacio del varón. Con carretillas cargadas de estiércol, los trabajadores acompañan a su líder para lanzar un mensaje claro: si pisoteas a los nuestros, manchamos tu fachada.

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Este acto no es solo una muestra de rebeldía, sino una declaración de liderazgo. Catalina se erige como una figura fuerte, capaz de desafiar a la nobleza en su propio terreno. El varón, humillado, no tarda en mover sus influencias para contraatacar. Alonso lo sabe bien: la osadía de su hija puede traer consecuencias muy graves. La guerra entre Catalina y el varón amenaza con extenderse y afectar directamente al prestigio de los Luján.

Y, sin embargo, en medio de su preocupación, Alonso ve algo que lo deja conmocionado: la valentía de Catalina le recuerda a Carmen, su primera esposa. En los ojos de su hija reconoce la misma determinación y el mismo coraje. Esa semejanza despierta en él tanto orgullo como miedo, porque Alonso sabe que no posee la misma fuerza que su hija y teme las represalias que puedan desatarse.

Para complicar más las cosas, la protesta de Catalina salta a la prensa. Los periódicos se hacen eco de la revuelta y la presentan como una hazaña liderada por la hija del marqués. Lo que para los jornaleros es motivo de orgullo, para Alonso se convierte en una fuente de angustia. La reputación de la familia queda expuesta al escrutinio público, y el marqués siente que pierde el control sobre su linaje.

Manuel rompe con la tradición

Mientras Alonso intenta asimilar la osadía de Catalina, su otro hijo, Manuel, le da un golpe aún más inesperado. Aunque parecía que había encontrado estabilidad trabajando en la empresa familiar junto a doña Leocadia y don Pedro Farré, la realidad es que Manuel urdía en silencio un plan radical. Vendió sus acciones en la empresa a Leocadia y Farré, recibiendo 20.000 pesetas a cambio, y con ese dinero decidió cortar por lo sano.

El joven no solo renuncia a su cargo en la compañía, sino que además se lleva consigo a varios de los trabajadores más capacitados. Su objetivo es claro: fundar su propio negocio independiente. La jugada es tan audaz como arriesgada, porque deja a Leocadia y Farré atrapados con una empresa sin operarios capaces de continuar el trabajo.

Leocadia, al descubrir la maniobra, estalla de ira. Se siente traicionada y humillada por Manuel, a quien reprocha con amargura todo lo que ha hecho por la familia sin recibir más que engaños a cambio. Farré, por su parte, se siente igualmente burlado: ha invertido una gran suma en un proyecto que ahora corre peligro de fracasar.

La decisión de Manuel no solo tiene un peso empresarial, sino también emocional. Para Alonso, es un golpe devastador ver cómo su hijo se aleja de la senda marcada por la tradición familiar. El marqués esperaba que Manuel defendiera el apellido desde dentro de la empresa, pero el muchacho ha elegido un camino propio, independiente y valiente. Una decisión que, aunque madura y coherente, abre un nuevo frente de batalla dentro de la familia.

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Alonso, atrapado en el medio

La situación para Alonso se vuelve insostenible. Por un lado, Catalina ha despertado la ira del varón de Valladares y ha puesto a la familia en el ojo del huracán mediático. Por otro lado, Manuel ha roto con Leocadia y Farré, transformándolos en enemigos declarados de los Luján. Dos decisiones distintas, pero con una misma consecuencia: Alonso se queda atrapado entre fuegos cruzados.

El marqués se ve obligado a reflexionar. ¿Ha fallado como padre? ¿Acaso no supo inculcar a sus hijos la prudencia necesaria para proteger el apellido? O tal vez, ¿son ellos quienes, con su valentía, están marcando un nuevo rumbo que él nunca se atrevió a tomar?

El dilema es profundo. Alonso se debate entre proteger a sus hijos, como dicta su corazón de padre, o protegerse de ellos, como le susurra el miedo. La casa de Luján, antes unida bajo su mando, se resquebraja. Los hijos que un día fueron niños a su sombra, ahora son adultos que desafían abiertamente sus decisiones.

La tragedia para Alonso no es solo perder el control, sino comprobar que los enemigos de la familia ya no vienen de fuera, sino que nacen de las decisiones valientes de sus propios hijos.

Un futuro incierto

Los próximos capítulos prometen mostrar a un Alonso más vulnerable que nunca. Por primera vez, el marqués no se enfrenta a intrigas cortesanas ni a enemigos encubiertos, sino a la determinación inquebrantable de sus propios herederos. Catalina y Manuel no buscan destruirlo, pero sus elecciones marcan una ruptura definitiva con el pasado.

El futuro de los Luján se tiñe de incertidumbre. ¿Podrá Alonso aceptar el liderazgo de Catalina en el ámbito social y político? ¿Será capaz de apoyar la independencia de Manuel aunque implique romper la alianza con Leocadia y Farré? O, por el contrario, ¿tratará de frenar a sus hijos para mantener el control de la familia, aun a costa de enfrentarse a ellos?

Lo único seguro es que nada volverá a ser igual. La Promesa nos adentra en una trama donde las tensiones familiares se mezclan con luchas de poder, ambiciones personales y un marqués que, por primera vez, se encuentra contra las cuerdas.