Cristina Fernández Pintado regresa a ‘La Promesa’ como Margarita, la madre de Martina……..ver más enlos comentariosLA PROMESA – Ángela descubre que Lorenzo es su padre y el villano recibe el peor castigo Avance
Leocadia y marcará el destino de Ángela”
Lo que está por llegar a La Promesa promete ser uno de los giros más impactantes de toda la serie. En los próximos capítulos, un secreto enterrado durante años saldrá a la luz y cambiará para siempre la vida de Ángela, Leocadia y Lorenzo. Todo comenzará una mañana aparentemente tranquila en el palacio, pero bastará una conversación para desatar un infierno de verdades, mentiras y traiciones.
Leocadia atraviesa los pasillos con paso firme y una pila de cartas en las manos. Su rostro refleja la seguridad de quien está decidida a todo por mantener su posición. Una de esas cartas está dirigida al marqués Alonso: una propuesta formal para retomar las negociaciones del matrimonio entre su hija Ángela y Beltrán. Pero lo que parece un simple asunto social se convertirá en el detonante de un conflicto devastador.
Al entrar al salón, Leocadia encuentra a Lorenzo, que la espera frente a la chimenea con una copa de vino y una sonrisa cargada de desprecio. La tensión se corta en el aire. “Así que es verdad”, dirá él con un tono venenoso. “Pretendes entregar a tu hija a otro hombre olvidando nuestro trato. Tu hija será mía o tú caerás.” Leocadia, sin perder la calma, le responderá con una frialdad glacial: “No lo pretendo, Lorenzo. Lo haré. Ángela merece un futuro estable, y Beltrán puede dárselo.”
La discusión se convertirá en una batalla verbal donde ambos se lanzan acusaciones sobre su pasado. Lorenzo la acusa de manipular a su hija para mantener su poder. Ella, con el orgullo herido, le recuerda las traiciones que él cometió cuando Cruz cayó en desgracia. Entre ellos no hay amor ni respeto, solo una historia oscura que los une por la culpa. Cuando Lorenzo rompe su copa de rabia y la sangre le tiñe los dedos, el ambiente se vuelve insoportable. Leocadia no retrocede y le lanza una advertencia helada: “Si yo caigo, tú también caerás.”
Horas después, Lorenzo, con las manos vendadas y el orgullo destrozado, vuelve a buscarla. La encuentra escribiendo una carta con la calma de quien no teme. “Tenemos un asunto pendiente”, le dice cerrando la puerta con un golpe. Ella lo desafía con la mirada. “Ayer lo dejé claro. Ángela se casará con Beltrán. No podrás impedirlo.” Pero Lorenzo sonríe con una malicia inquietante: “Sí lo impediré, Leocadia… con la verdad.”
Esas palabras hacen que el rostro de ella palidezca. “No te atrevas”, le suplica. Pero él sigue: “Basta una palabra mía para que Alonso sepa quién es realmente tu hija.” Lo que Leocadia teme tanto está a punto de salir a la luz: Ángela podría ser hija de Lorenzo. Ella intenta frenarlo, pero él la enfrenta sin piedad: “Crees protegerla, pero la usas como moneda de cambio. La lanzas a un matrimonio para borrar tus pecados.”
Lo que ninguno de los dos nota es que Ángela escucha cada palabra desde la puerta entreabierta. Ha venido a entregar una carta y se queda paralizada al oír su nombre y la verdad que destruye su mundo. “¿Mi padre? No… no puede ser”, murmura, retrocediendo con el rostro desencajado. Sale corriendo, huyendo del eco de esas voces que acaban de romper su vida en mil pedazos.
En su habitación, Ángela se deja caer sobre la cama, incapaz de contener el llanto. Todo encaja ahora: las evasivas de su madre, las miradas de Lorenzo, los silencios incómodos. “Me mintieron… los dos”, dice entre sollozos. Pero pronto la tristeza se convierte en furia. Se levanta de golpe, abre la puerta y baja decidida hacia la sala de música. Los pasos resuenan como un trueno por los pasillos del palacio.
Cuando entra, la escena es explosiva. “¡Cómo se atrevieron!” grita con el rostro empapado de lágrimas. “¿Cómo pudieron mentirme toda la vida?” Leocadia intenta acercarse, pero su hija la empuja. “¡No me toques!” Lorenzo intenta calmar la situación, pero solo consigue agravarla. “No es lo que piensas”, dice él. Ángela lo interrumpe gritando: “¡Entiendo perfectamente! Soy fruto de la mentira y del pecado. Soy la vergüenza de esta casa.”
Desesperada, Leocadia intenta salvarse con una nueva mentira. Entre sollozos, finge que fue víctima de Lorenzo. “Me obligó… me forzó… tú naciste de esa noche, hija mía, pero no fue por elección.” La sala se queda en silencio. Lorenzo la mira horrorizado. “¡Eres una víbora mentirosa!”, grita furioso. “¡Fuiste tú quien vino a mí! ¡Tú lo planeaste todo!” La tensión alcanza un punto insoportable. Ángela se tapa los oídos llorando: “¡Basta los dos! ¡No puedo soportarlo!”
El ruido atrae a los criados: Cristóbal, Pía y Curro irrumpen alarmados. Ven a los tres en medio de una tormenta de reproches. Lorenzo, jadeante, intenta marcharse, pero Leocadia lo amenaza: “No saldrás de aquí fingiendo ser inocente. ¡Voy a contárselo todo a Alonso!” Él se detiene