La brisa de la tarde traía consigo un aire de inquietud en la colonia. Gabriel, con el corazón acelerado, miraba por la ventana de su casa, sintiendo que el mundo a su alrededor se desmoronaba. La noticia de la llegada de Andrés había encendido una chispa de pánico en su interior. Andrés, su antiguo amigo, había sido una parte importante de su vida, pero también un recordatorio de un pasado lleno de secretos y traiciones.

La Renovación del Pasado

Gabriel sabía que la vuelta de Andrés significaba problemas. Durante años, había trabajado arduamente para construir una nueva vida, alejado de las sombras que lo habían perseguido. “No puedo dejar que vuelva a arruinarlo todo”, pensó, sintiendo que la angustia lo invadía. La última vez que se vieron, Andrés había dejado una herida profunda en su corazón, y ahora, su regreso amenazaba con abrir viejas heridas.

“¿Por qué tiene que volver ahora?”, murmuró Gabriel, mientras su mente se llenaba de recuerdos. Las risas compartidas, los sueños de juventud, pero también las traiciones que habían marcado su relación. Gabriel sabía que Andrés no había cambiado; su ambición y su deseo de poder siempre habían estado por encima de todo.

La Decisión de Gabriel

Con el rostro serio, Gabriel tomó una decisión. “No puedo dejar que se interponga en mi camino otra vez”, se dijo a sí mismo. Tenía que actuar rápido. Junto a su familia y amigos, había logrado establecer un equilibrio en la colonia, y no podía permitir que Andrés lo destruyera todo.

Decidido a evitar el encuentro, Gabriel comenzó a trazar un plan. “Si lo ignoro, tal vez se canse y se vaya”, pensó, sintiendo que la ansiedad lo consumía. Pero sabía que Andrés no era alguien que se rendía fácilmente. “Tendré que ser más astuto”, reflexionó, sintiendo que el tiempo se le acababa.

La Conversación con Laura

Gabriel decidió hablar con Laura, su compañera y confidente. “Laura, necesitamos hablar. Andrés ha vuelto, y no puedo permitir que se interponga en nuestros planes”, le dijo, con la voz tensa. Laura lo miró, sorprendida. “¿Andrés? ¿El mismo que te traicionó? ¿Qué quiere ahora?”

“No lo sé, pero tengo la sensación de que viene a causar problemas. Debemos estar preparados”, respondió Gabriel, sintiendo que la preocupación crecía en su interior. Laura asintió, comprendiendo la gravedad de la situación. “Haremos lo que sea necesario para proteger lo que hemos construido. No dejaremos que nadie lo destruya.”

La Llegada de Andrés

Mientras tanto, la llegada de Andrés a la colonia no pasó desapercibida. Los rumores comenzaron a correr rápidamente, y la tensión en el ambiente se palpaba. Andrés, con su carisma habitual, intentaba ganarse a la gente, pero Gabriel sabía que no debía confiar en él.

“Tal vez debería hablar con él, aclarar las cosas de una vez por todas”, pensó Gabriel, pero rápidamente desechó la idea. “No puedo dejar que se acerque. Cada vez que lo hace, las cosas se complican.” Su mente estaba en un constante tira y afloja entre la lógica y la emoción.

El Encuentro Inesperado

A pesar de sus esfuerzos por evitarlo, el destino tenía otros planes. Un día, mientras Gabriel caminaba por el mercado, se encontró cara a cara con Andrés. El corazón le dio un vuelco. “Gabriel, viejo amigo. ¡Qué sorpresa verte aquí!”, exclamó Andrés, su sonrisa deslumbrante pero cargada de intenciones ocultas.

Gabriel sintió cómo la tensión aumentaba en su pecho. “Andrés. No esperaba verte”, respondió, tratando de mantener la calma. La mirada de Andrés era intensa, como si buscara leer cada pensamiento en la mente de Gabriel. “He venido a hacer las paces. El pasado es el pasado, y creo que ambos merecemos una segunda oportunidad”, dijo, su tono persuasivo.

La Respuesta de Gabriel

Gabriel frunció el ceño, sintiendo que la manipulación estaba en el aire. “No estoy interesado en el pasado, Andrés. He trabajado duro para construir mi vida aquí, y no voy a permitir que lo arruines”, respondió, su voz firme. Andrés sonrió, pero había algo en su mirada que no le gustaba. “¿Y si te dijera que tengo una propuesta que podría beneficiarnos a ambos?”

“No necesito ninguna propuesta de ti. Lo que necesito es que te vayas y dejes a mi familia en paz”, contestó Gabriel, sintiendo que la rabia comenzaba a burbujear en su interior. Andrés lo miró fijamente, y por un momento, Gabriel vio una chispa de la ambición que lo había llevado a traicionarlo en el pasado.

La Amenaza Latente

A medida que la conversación avanzaba, Gabriel sintió que el peligro se acercaba. “No puedo dejar que esto continúe. Debo actuar antes de que sea demasiado tarde”, pensó, sintiendo que cada palabra que intercambiaban era un juego de ajedrez. “Andrés, no estoy dispuesto a jugar tus juegos. Si has venido a causar problemas, no lo permitiré”, le advirtió.

Andrés, por su parte, parecía disfrutar del desafío. “Gabriel, siempre has sido un obstáculo en mi camino. Pero esta vez, no me detendrás tan fácilmente”, dijo, su voz cargada de desafío. Gabriel sintió que la tensión aumentaba, y supo que debía tener cuidado.