La Promesa: Ángela desenmascara a Lorenzo… y revela a la cómplice inesperada: Cruz

Ángela desenmascara a Lorenzo… y revela a la cómplice inesperada: Cruz

El regreso de Ángela a La Promesa no solo trae alivio, sino que desencadena un auténtico terremoto. Tras días de cautiverio, la joven irrumpe en el palacio hecha jirones, con el rostro marcado por la fatiga y el vestido desgarrado, pero con la fuerza suficiente para enfrentar a todos y señalar, sin titubeos, al capitán Lorenzo de Luján como su secuestrador. La acusación, respaldada por un simple botón arrancado de su propia prenda durante el forcejeo, se convierte en la prueba demoledora que lo hunde frente a todos.

La conmoción es inmediata: Alonso, el marqués, ordena el arresto sin contemplaciones. La Guardia Civil, encabezada por Burdina, se pone en marcha con una rapidez inusitada. Lorenzo, arrastrado por los guardias y aún aturdido, intenta defenderse con sus habituales mentiras, acusando a Ángela de inventar una farsa para cubrir una supuesta deshonra. Pero esta vez nadie le cree. El detalle del botón, cosido torpemente en su chaleco y que coincide con los faltantes en el vestido de la doncella, lo condena sin remedio. Su arrogancia se convierte en desesperación, su soberbia en un pánico apenas disimulado.

Avance semanal de 'La promesa': Lorenzo empieza su venganza y hace desaparecer a Ángela - La promesa

El ambiente en el palacio es sofocante. Leocadia, entre lágrimas, abraza a su hija como si temiera perderla de nuevo. Curro, incapaz de contenerse, la estrecha ante todos en un beso que pone fin a los secretos, declarando públicamente el amor que había intentado ocultar. Es un gesto que rompe cadenas, pero también lanza chispas en un entorno ya inflamable. La revelación de Ángela no se detiene en Lorenzo. Su memoria, sacudida por la adrenalina del reencuentro, le devuelve un recuerdo inquietante: en su cautiverio escuchó no solo la voz del capitán, sino también la de una mujer. Y esa voz no era cualquiera. Era la de Cruz, la marquesa de Luján.

El impacto es devastador. Los presentes quedan petrificados, incapaces de asimilar que la propia señora del palacio haya sido cómplice en un crimen tan atroz. ¿Qué motivaciones la impulsaron? ¿Qué odio o ambición pudo llevarla a urdir, junto a Lorenzo, una traición de semejante magnitud? Las sospechas que flotaban en los pasillos cobran forma, y la confianza dentro de La Promesa se resquebraja como cristal bajo presión.

Manuel, con el corazón dividido entre la rabia y la incredulidad, se enfrenta a una encrucijada. Como hijo de Cruz, debe hallar el equilibrio entre el amor filial y la justicia. ¿Será capaz de mirar a su madre a los ojos después de semejante revelación? Su silencio, más que cualquier palabra, habla de una tormenta interior que apenas empieza.

Leocadia, por su parte, estalla en un grito de dolor y furia. Toda su lucha por recuperar a su hija se ve teñida de un sabor más amargo al comprender que no fue solo Lorenzo quien la arrancó de su vida, sino que una mujer a la que había servido y respetado dio la orden. El rostro de Cruz, impasible hasta entonces, se convierte en un enigma que todos desean descifrar.

El marqués Alonso, tras años de soportar intrigas y secretos en su propia casa, siente que el suelo se abre bajo sus pies. Ver a su esposa implicada en semejante atrocidad es una traición que golpea no solo su matrimonio, sino el honor mismo de su linaje. La humillación de saberse engañado bajo su propio techo lo transforma en un volcán a punto de estallar.

Mientras tanto, Curro apenas logra contener su deseo de ir más allá del beso y enfrentarse físicamente a Lorenzo. La furia lo desborda, pero Ángela lo retiene con una mirada cargada de súplica: ahora la justicia está de su lado, y no puede mancharla con un acto impulsivo. Su unión en público, sin embargo, lanza una nueva sombra sobre el futuro: ¿aceptará Alonso este amor? ¿O lo considerará un escándalo más en medio del caos que sacude La Promesa?

Las criadas, desde Simona hasta Candela, observan todo con mezcla de horror y alivio. Ellas, que tantas veces habían sospechado de las artimañas de los señores, ahora tienen la confirmación de que las peores traiciones nacen en los corazones más cercanos. El eco de las acusaciones se propaga por los pasillos como un incendio imposible de contener.

El episodio se convierte en un duelo de verdades y silencios: Lorenzo, arrinconado y con las manos atadas, todavía intenta imponer miedo con amenazas veladas; Cruz guarda un mutismo glacial, como si aún confiara en sus redes de poder para esquivar la caída; y Ángela, con la voz temblorosa pero firme, se erige en el símbolo de la resistencia. Una joven que, tras haber escapado del infierno, no teme señalar a sus verdugos ante todos.

Avance semanal de 'La promesa': Lorenzo empieza su venganza y hace desaparecer a Ángela - La promesa

La guerra, sin embargo, apenas comienza. Si Lorenzo ha caído, queda por descubrir hasta dónde se extendían sus pactos, qué otros secretos oculta Cruz y qué papel jugarán los que, hasta ahora, han preferido mirar hacia otro lado. Manuel se promete encontrar las piezas faltantes del rompecabezas, aunque eso signifique desvelar verdades insoportables sobre su propia familia.

La Promesa se convierte, en ese instante, en un campo minado de sospechas. Cada mirada, cada palabra, cada silencio pesa como plomo. El beso de Curro y Ángela brilla como un faro en medio de la tormenta, pero es también una chispa que puede prender en el polvorín de tensiones familiares. Y mientras los guardias se llevan a un Lorenzo derrotado, las últimas palabras de Ángela retumban en los muros del palacio: no actuó solo. Cruz estuvo detrás de todo.

Así, lo que parecía el final de una pesadilla marca en realidad el inicio de una guerra soterrada. Una lucha de poder, amor y traición que amenaza con arrasar no solo a los culpables, sino a todos los que habitan bajo el techo de La Promesa. Porque en esa casa, nada volverá a ser como antes.