LA PROMESA – El tío de Enora invade el palacio y la desenmascara delante de todos, revela su secreto
LA PROMESA – El tío de Enora invade el palacio y la desenmascara delante de to
Sea lo que te suceda, me lo puedes contar. No estás sola. ¿Qué ocurre?
El capítulo de hoy en La Promesa se abre con un giro que promete sacudir los cimientos del Palacio de Los Luján: María Fernández, la joven doncella conocida por su alegría contagiosa, su lealtad y su incansable dedicación, se enfrenta a una verdad que transformará su vida para siempre. Durante semanas, su cansancio constante, los bostezos interminables y sus piernas hinchadas habían sido señales de que algo no estaba bien, pero nadie podría haber anticipado la magnitud de su secreto: ¡María está embarazada! En un lugar y tiempo donde cada mirada pesa más que una sentencia y cada rumor se convierte en juicio, esta revelación amenaza con desatar un auténtico terremoto emocional, afectando a todos desde sus compañeras del servicio hasta los nobles más influyentes del palacio.
La primera reacción llega desde la confidencia más íntima: María, temblando entre lágrimas y dudas, se abre ante el padre Samuel. La joven, atrapada entre el miedo y la vergüenza, confiesa con voz temblorosa lo que hasta entonces había intentado ocultar. Samuel, con el corazón comprimido por la sorpresa y la preocupación, se convierte en su primer aliado, escuchando cada palabra y sosteniéndola con la delicadeza de quien sabe que su vida acaba de cambiar. El impacto de la confesión es profundo: no solo marca a María, sino que coloca a Samuel en un papel que hasta ese momento no había imaginado, vinculando su destino de manera irrevocable al de ella.
Pero la verdad no podía permanecer oculta mucho tiempo. La noticia llega a oídos de Pía Adarre, la estricta pero sabia gobernanta del palacio, quien, al ver la vulnerabilidad de María, no puede evitar una mezcla de emoción y compasión. Pía conoce el peso que significa vivir como mujer sola en una sociedad donde la moral y la opinión pública dictan el camino a seguir, y comprende que la joven necesita protección más que juicio. La situación se desarrolla en el contexto de España, a inicios del siglo XX, concretamente en 1916, una época donde el honor y las normas sociales eran más estrictas que la misericordia.

Entre el servicio, la reacción de las compañeras de María es inmediata. Pía se erige como su principal defensora, dispuesta a enfrentar a quien haga falta para protegerla, viéndola casi como a una hija propia. Simone y Candela, que la han visto crecer entre fogones y pasillos del palacio, no dudan en arroparla con cariño, ofreciéndole consuelo y comprensión. Incluso Petra Arcos, cuya severidad moral era conocida por todos, parece transformarse ante esta situación. Tras su enfermedad, Petra ha cambiado, se ha humanizado y su experiencia como madre soltera le permite ponerse en los zapatos de María, entendiendo la carga de vergüenza y miedo que lleva consigo.
El apoyo se extiende también a otros miembros del servicio: Vera, Teresa y Lóe, junto con el propio padre Samuel, forman un núcleo de contención y protección, mientras que fuera de este grupo, algunos ojos observan con intenciones muy distintas. Santos Pellicer, siempre predispuesto a la malicia, seguramente buscará aprovechar la situación para su beneficio, lo que añade tensión y peligro al entorno de María.
Mientras tanto, en la planta noble, la noticia promete caer como un rayo. El capitán Lorenzo de la Mata, fiel a su carácter autoritario y rígido, verá en el embarazo de María una falta de moral y una afrenta al orden del palacio. Su reacción será implacable: probablemente no dudará en considerar el despido inmediato de la joven, sin importar el dolor que esto le cause. El marqués Alonso, preocupado por la reputación de su casa y temeroso del juicio de los demás nobles, también enfrentará un conflicto interno. Sin embargo, Manuel, hijo del marqués y amigo cercano de María, se erigirá como su defensor, recordando la lealtad y afecto que María tuvo por su difunta madre y tomando como propio el deber de protegerla de la injusticia y la humillación.
El joven Manuel no estará solo: Martina, con su carácter rebelde y su cercanía a María, también ofrecerá su apoyo. Juntos, ambos representarán un frente sólido contra la incomprensión y la rigidez de la nobleza del palacio. Sin embargo, no todos serán tan comprensivos: San Jacobo y, especialmente, Leocadia junto a Cristóbal Vallesteros, mantendrán su postura inflexible. Leocadia, obsesionada con el prestigio y el control del hogar, intentará convencer a Vallesteros de despedir a María de inmediato, mientras que el propio Vallesteros, duro y meticuloso en cuestiones de orden y moral, probablemente no mostrará piedad. La combinación de estas fuerzas plantea un verdadero riesgo para la doncella, quien podría verse expulsada del palacio sin oportunidad de despedirse de sus amigas ni de proteger su dignidad.
A pesar del peligro, la joven no está completamente sola. Con el padre Samuel a su lado y la guía de Pía, María tiene al menos una red de apoyo que le permitirá enfrentar la tormenta que se avecina. Algunos incluso han soñado con un final romántico inesperado: que Samuel abandone los hábitos y se case con María para hacerse cargo de su hijo, un giro que devolvería la esperanza y transformar