Sueños de Libertad Avance Semanal Capítulo 20-24 de Octubre (El Embarazo de Begoña en Riesg)
La escena se abre en un día nublado, donde la tensión se siente en el aire de la casa De la Reina. Begoña, una mujer fuerte y decidida, se encuentra en su habitación, mirando por la ventana mientras la lluvia comienza a caer. Su mente está llena de pensamientos y preocupaciones, ya que su embarazo, que debería ser un momento de alegría, se ha convertido en una fuente de ansiedad. La familia enfrenta una crisis sin precedentes, y el peso de la responsabilidad recae sobre sus hombros.
Un secreto que pesa
El lunes comienza con Begoña sintiéndose cada vez más abrumada. A pesar de la felicidad que debería sentir por la llegada de su bebé, la incertidumbre en la empresa familiar la consume. La presión de los problemas financieros y la inestabilidad en la familia son constantes recordatorios de que no todo es perfecto. Mientras se prepara para el día, su mente se llena de dudas. “¿Podré manejar todo esto?”, se pregunta, sintiendo el peso del mundo sobre ella.
Mientras tanto, Andrés, su pareja, se encuentra en la oficina, tratando de mantener la calma entre los empleados. La tensión en la empresa es palpable, y todos están al borde del colapso. “Necesitamos encontrar una solución rápida. No podemos permitir que esto se descontrole”, dice Andrés a su madre, doña Isabel, quien lo observa con preocupación. “Tú y Begoña tienen que estar bien. Ella necesita tu apoyo”, le recuerda, sintiendo que la familia está en un momento crítico.

El primer aviso
El martes, Begoña decide asistir a una reunión importante en la empresa. A pesar de su estado, siente que debe ser parte de la solución. Sin embargo, durante la reunión, la presión se vuelve abrumadora. Las discusiones sobre recortes y despidos la afectan profundamente. De repente, siente un dolor agudo en el abdomen y se queda paralizada. “¿Estás bien, Begoña?”, pregunta Marta, su asistente, al notar su palidez. “Solo un poco de malestar”, responde Begoña, forzando una sonrisa, pero sabe que algo no está bien.
Después de la reunión, Andrés la encuentra en su oficina, visiblemente afectada. “Begoña, ¿qué te pasa? Te ves pálida”, le dice, preocupado. “Estoy bien, solo un poco cansada”, intenta tranquilizarlo, pero la preocupación en su rostro es evidente. Andrés, sin embargo, no se deja engañar. “No me mientas. Necesitas descansar. Esto es demasiado para ti”, le dice, tomando su mano con ternura. Begoña siente un nudo en el estómago; sabe que su salud y la del bebé están en riesgo.
La visita al médico
El miércoles, Begoña decide visitar al médico. Acompañada por Andrés, entra a la consulta sintiéndose nerviosa. “¿Y si hay algo malo?”, le pregunta a Andrés, quien la mira con cariño. “No pienses en eso. Vamos a escuchar lo que dice el doctor, y después tomaremos decisiones”, le responde, tratando de calmarla.
El médico, tras realizar algunas pruebas, se sienta frente a ellos con una expresión seria. “Begoña, necesito hablar contigo sobre tu estado. El estrés y la presión pueden afectar gravemente tu embarazo. Debes reducir tus actividades y evitar situaciones de tensión”, le advierte. Las palabras del médico caen como un balde de agua fría. Begoña siente que su mundo se desmorona. “Pero… no puedo dejar de trabajar. La empresa necesita de mí”, responde, su voz temblando.
Andrés, al escuchar esto, interviene. “Begoña, tu salud y la del bebé son lo más importante. Podemos encontrar otra forma de manejar la situación. No te preocupes por la empresa en este momento”, le dice, pero Begoña siente que la carga de la responsabilidad es demasiado pesada.
La presión aumenta
El jueves, la situación en la empresa se agrava. La presión de los inversores y la inminente posibilidad de un cierre comienzan a afectar a todos. Begoña, aunque intenta mantenerse al margen, se siente cada vez más involucrada. “No puedo quedarme de brazos cruzados mientras todo se desmorona”, le dice a Andrés, quien la observa con preocupación. “Begoña, tienes que cuidar de ti y del bebé. No puedes permitir que esto te afecte”, le recuerda, pero ella está decidida a luchar.
En la oficina, las discusiones sobre los recortes de personal se intensifican. Gabriel, el hermano menor de Andrés, se enfrenta a su madre, doña Isabel. “No podemos seguir ignorando la realidad. Si no hacemos cambios drásticos, perderemos todo”, dice, su voz llena de frustración. Doña Isabel, sintiéndose atrapada, responde: “Pero no podemos sacrificar a nuestros empleados. Son como familia”. La tensión entre ellos es palpable, y Begoña, al escuchar la discusión, siente que el estrés aumenta.
El colapso
El viernes, Begoña se encuentra en su oficina, tratando de concentrarse en el trabajo, pero el dolor en su abdomen regresa con fuerza.