Sueños de Libertad – Avance, Episodio 400: Gabriel se derrumba y rechaza a Begoña
Avance ‘Sueños de libertad’: Gabriel se derrumba y rechaza a Begoña tras leer las cartas de su padre en el capítulo 400 (24 de septiembre)
El esperado capítulo 400 de Sueños de libertad, que se emite este miércoles 24 de septiembre, marca un antes y un después en la vida de los personajes, sobre todo en la de Gabriel, cuya estabilidad emocional se resquebraja al descubrir unas cartas que revelan la cara más cruel de su tío Damián. La felicidad que parecía abrirse paso en su vida se transforma en un torbellino de traiciones, dolor y decisiones irreversibles.
En la finca de los De la Reina, el ambiente era denso, cargado de memorias y de secretos que parecían pegarse a las paredes de piedra. Damián, tras la confesión de Digna sobre el láudano administrado a Jesús, vivía atormentado. El hombre poderoso, acostumbrado a decidir sobre negocios y destinos ajenos con mano firme, se encontraba ahora ante un dilema que le pesaba como una losa. La rabia inicial con la que había expulsado a Digna empezaba a apagarse, dejando paso a la memoria de los años compartidos con ella. Recordaba a la joven tímida que llegó a su casa, a la mujer que crió a Joaquín y Luis con una entrega inquebrantable. Incluso en medio de su dolor, la duda lo carcomía: ¿había sido el acto de Digna un asesinato o una liberación para Jesús?

Mientras el patriarca lidiaba con sus propios fantasmas, Gabriel disfrutaba de momentos de calma junto a Begoña. El desayuno en la terraza se llenó de risas y complicidad, una imagen que habría parecido imposible tras la pesadilla de su encarcelamiento. Sus manos entrelazadas simbolizaban una nueva etapa, un amor abierto y sin máscaras. Pero aquella felicidad duró poco: Andrés, escondido tras los setos, contempló la escena con una mezcla de celos y frustración. Para él, ver a Begoña entregarse de esa forma a Gabriel fue como una puñalada, la confirmación de que había perdido la batalla en un amor que siempre mantuvo en secreto.
El equilibrio se resquebrajó definitivamente cuando Gabriel recibió una carta con la caligrafía de Isabel, la madre de Begoña. Prefirió ocultar su procedencia, mintiendo sobre un supuesto colega en Madrid. Aquella decisión marcó el inicio de una fisura entre él y Begoña. A ello se sumó una llamada inesperada de Don Pedro, padre de Digna, quien lo citó de urgencia. Gabriel, entre intrigado y preocupado, acudió a la reunión.
En el despacho oscuro de Pedro, el empresario desplegó su estrategia. Con su habitual tono calculador, le advirtió que no confiara en Damián, insinuando que su tío había traicionado a su propio hermano: Bernardo, el padre de Gabriel. Le habló de unas cartas que supuestamente demostraban cómo Damián había ignorado los ruegos desesperados de Bernardo en sus últimos días. Pedro no pidió que le creyera ciegamente, sino que buscara esas pruebas en la casa. La semilla de la duda quedó sembrada en el corazón de Gabriel, aunque intentó resistirse.
A su regreso a la finca, los nervios lo delataron. Se enfrentó a María, acusándola de ser informante de Pedro, pero sus gritos solo reflejaban la paranoia que lo consumía. La mujer, aterrorizada, le devolvió una advertencia velada: si buscaba un traidor, quizás debía mirar más de cerca en su propia familia. Esa idea, aunque nacida del miedo, caló en Gabriel como una verdad dolorosa.
Paralelamente, en la fábrica de perfumes, Tasio luchaba por consolidarse como director. La presión de los Merino lo aplastaba, sus ideas eran desechadas con frialdad, y su inseguridad crecía. Sin embargo, encontró un inesperado apoyo en Marta y Carmen. Fue Marta quien lo animó a luchar por su visión, proponiéndole transformar la percepción de su perfume estrella mediante un evento exclusivo. La idea encendió en Tasio un nuevo entusiasmo, aunque Pelayo, su cuñado, considerara que era una frivolidad. Tasio, determinado, estaba dispuesto a arriesgarlo todo para demostrar su valía.
En otra escena clave, Digna reunió a sus hijos y confesó la verdad sobre la noche de la muerte de Jesús. Entre lágrimas y valentía, les explicó su acto desesperado para protegerlos. Joaquín reaccionó con pánico, temiendo las represalias legales, mientras Luis mostró comprensión y un amor incondicional hacia su madre. La confesión, aunque liberadora para Digna, alteró para siempre la relación familiar.
Mientras tanto, Gabriel no podía apartar de su mente las palabras de Pedro. Decidido a comprobar por sí mismo la existencia de las cartas, se adentró en el estudio de Damián en plena noche. Allí encontró una caja de sándalo donde, efectivamente, se guardaban cartas antiguas. Al leerlas, descubrió la amarga súplica de su padre, rogando ayuda a su hermano para no perderlo todo. Damián, en su ambición, había ignorado aquel ruego.
La revelación lo destrozó. Gabriel sintió cómo todo lo que había construido junto a su tío se desmoronaba. El hombre al que consideraba un referente se convirtió, de golpe, en un traidor despiadado. Su llanto no era de tristeza, sino de ruptura, de ver pulverizados los cimientos de su vida.
Fue en ese estado de devastación cuando Begoña lo encontró. Alarmada por su ausencia en la cama, acudió al estudio y lo halló rodeado de cartas esparcidas por el suelo. Intentó consolarlo, pero él, roto por dentro, la rechazó con brutalidad. Sus palabras, cargadas de rabia y dolor, levantaron un muro infranqueable entre ambos. Begoña, atónita y con el corazón hecho añicos, se vio expulsada de su lado sin comprender nada. El hombre que horas antes le había arrancado risas ahora la trataba como a una extraña.

El capítulo cerró con Gabriel consumido por la traición y el deseo de venganza, mientras Begoña se marchaba con lágrimas en los ojos. La aparente felicidad de la pareja se desmoronaba en cuestión de minutos, arrastrada por las mentiras del pasado y la sombra de Bernardo.
Como telón de fondo, la figura de Don Pedro también sufrió un giro inesperado. Tras ser confrontado por Digna, quien declaró haber roto para siempre su vínculo con él y confesado su crimen a Damián, el empresario sufrió un colapso. La noticia de la liberación de Digna y la pérdida de su control absoluto lo derrumbaron físicamente, dejándolo al borde de la muerte.
Así, Sueños de libertad llega a su episodio 400 con un terremoto emocional: Gabriel se quiebra, Begoña sufre un rechazo devastador, Digna se libera de sus cadenas y Pedro comienza a pagar el precio de su manipulación. La familia De la Reina se encuentra al borde del abismo, y lo que antes parecía un futuro prometedor se transforma en un laberinto de culpas, secretos y venganzas que amenazan con destruirlos a todos.