¡Sueños de libertad! ¡Gabriel listo para todo! Avance del capítulo 404
🌙 Secretos que arden en Sueños de Libertad: el capítulo del martes 23 de septiembre
El próximo episodio de Sueños de Libertad llega cargado de giros inesperados, confesiones que sacuden los cimientos de la familia De la Reina y un panorama cada vez más sombrío para quienes han vivido demasiado tiempo entre engaños. Lo que parecía ser un momento de calma tras el funeral de Ángela se convierte rápidamente en una tormenta que amenaza con arrasar con todo lo que los personajes han intentado construir.
Desde el inicio del capítulo, la tensión se percibe en cada rincón. Gabriel logra lo que muchos no esperaban: ocupar el puesto de director de las perfumerías de la Reina. Su ascenso no llega de manera limpia ni serena, sino como resultado del derrumbe emocional de Marta. Ella, presionada por la junta y por la responsabilidad de dirigir la empresa, colapsa en el último momento y renuncia. Este vacío lo aprovecha Gabriel con frialdad y rapidez. Con el respaldo de casi todos —excepto de Tasio— se instala como nuevo director. Sin embargo, esta victoria no es tan sólida como él cree. El fracaso del perfume Pasión oculta pesa sobre sus hombros. Ninguna clienta quiere comprarlo y, para colmo, la visita de don Agustín a la tienda lo sentencia como un producto “pecaminoso”. El rechazo de las feligresas confirma que el proyecto ha nacido muerto.

En paralelo, Damián y Tasio viven un momento de reconciliación inesperada. Tras tantas tensiones, Tasio agradece que su padre respetara su decisión de no asistir al funeral de Ángela. El patriarca reconoce sus errores, muestra arrepentimiento y promete enmendarlos, aunque nadie sabe cuánto de verdad hay en sus palabras. En el fondo, Tasio sigue desconfiando, especialmente tras las advertencias de su madre sobre las verdaderas intenciones de Pedro.
La junta, lejos de traer orden, abre nuevas fracturas. Andrés comunica a Tasio que los consejeros planean una moción de censura contra Pedro y proponen a Marta como nueva directora. Lo que parecía un triunfo se convierte en una humillación para la joven, incapaz de soportar el peso de la responsabilidad. Esa misma vulnerabilidad despierta la furia de Pelayo, quien la presiona para que destruya su diario y la acusa de debilidad por rechazar el cargo. Marta se ve así atrapada entre las exigencias del consejo, el desprecio de Pelayo y su propia inseguridad.
Mientras tanto, María sigue fingiendo. Su mentira sobre no poder caminar está a punto de derrumbarse cuando Begoña organiza una prueba con la ayuda de Luz. Sin embargo, Gabriel interviene a tiempo, cubriéndola y evitando que sea desenmascarada. Este gesto refuerza la alianza secreta entre ambos, un lazo tejido en la mentira pero que crece en intensidad. María le agradece de corazón y Gabriel, confiado, le comparte su ambicioso plan para hacerse con el control de la empresa. Aunque ha perdido una batalla en la junta, está convencido de que aún puede ganar la guerra.
En contraste, Begoña vive un proceso de culpa y vergüenza. Tras comprobar que se equivocó con María, reconoce ante Luz que no debió actuar de esa manera. También Andrés recuerda sus propios errores al confiar ciegamente en Gabriel. Ambos personajes parecen aprender a golpes que los engaños terminan por explotar y que no siempre la verdad se revela como ellos esperan. Sin embargo, el destino aún les tiene guardadas cartas mucho más dolorosas.
Claudia, por su parte, lidia con sus propios demonios. Tras el paseo en coche con Raúl, los recuerdos del accidente en el que murió Mateo la consumen. Confiesa a Manuela que revive constantemente aquella tragedia y teme que este trauma arruine su presente con Raúl. La joven, dividida entre el amor y el dolor del pasado, muestra cuán profundas son las cicatrices que nadie más puede ver.
En el terreno empresarial, la presión no cesa. Los Merino acorralan a Gabriel para que firme el contrato de compraventa de las tierras recalificadas. El tiempo se agota: en pocos días reunirán el capital necesario para iniciar las obras de la saponificación. El abogado siente que las malas noticias no dejan de caer sobre él, incluso cuando intenta aferrarse a su reciente victoria en la perfumería.
Pero la verdadera sombra que oscurece el episodio es don Pedro. A la par que manipula y amenaza, se enfrenta a una enfermedad hepática que avanza sin freno. Su tiempo se acorta y él lo sabe. La crueldad con la que amenaza a Digna —recordándole que podría delatarla a la Guardia Civil y destruir la relación con su nieta Julia— contrasta con los momentos de desesperación en los que pide ayuda para acabar con su propio sufrimiento. Es un hombre atrapado entre el poder que aún intenta ejercer y la muerte que lo acecha cada vez más de cerca. Su figura provoca en el espectador sentimientos encontrados: ¿es posible sentir compasión por quien ha hecho tanto daño? ¿Puede un tirano encontrar paz antes de su final o está condenado a arrastrar la culpa hasta el último suspiro?
Digna, incapaz de soportar más, toma una decisión clave: confiesa a Damián lo que realmente ocurrió la noche en que murió Jesús. Esta revelación amenaza con cambiar el vínculo entre ellos y con reabrir heridas que nunca cicatrizaron. El pasado golpea con fuerza y deja claro que ningún secreto puede permanecer enterrado para siempre.

En este clima de tensión creciente, Begoña y Andrés hacen un descubrimiento crucial: una carta escrita por Gervasio Merino, padre de Joaquín, que parece contener información decisiva sobre la relación entre ambas familias. Lo que parecía un recuerdo del pasado se convierte en una bomba de relojería. Las cartas no son simples palabras antiguas, sino piezas que pueden alterar el presente y destruir lo poco que queda en pie.
La familia De la Reina, dividida entre rencores, culpas y ambiciones, se desmorona. Cada personaje lidia con una verdad incómoda: Digna con su confesión, Marta con su fragilidad, Gabriel con sus ambiciones frustradas, María con su mentira, Claudia con sus fantasmas y Pedro con la certeza de que su final está cerca. El capítulo del martes 23 de septiembre promete ser un punto de inflexión, un episodio en el que las máscaras caen y las cartas ocultas se ponen sobre la mesa.
En definitiva, Sueños de Libertad nos deja ante una gran pregunta: ¿qué será de los De la Reina cuando los secretos más oscuros salgan definitivamente a la luz? Porque una cosa está clara: nada volverá a ser igual.