Sueños de Libertad “La Astucia De Damián” Avance Capítulo 399
Hola a todos. Hoy les traigo un adelanto más largo, profundo y desgarrador de Sueños de libertad
El próximo episodio de Sueños de libertad nos sumerge en una trama cargada de silencios incómodos, secretos a punto de salir a la luz y decisiones que marcarán el rumbo de la familia De la Reina y de la empresa. El capítulo se construye como una sinfonía de tensiones, donde cada mirada pesa más que cualquier palabra y donde los gestos mínimos se transforman en detonantes de un futuro incierto.
Desde el inicio, la figura de Gabriel emerge como un estratega silencioso. Su inteligencia se desliza como un río oculto, invisible en la superficie pero implacable en su avance. Sabe que María guarda un secreto que podría destruirlo todo, y para evitarlo ha tejido una red de mentiras y manipulaciones que mantiene a todos a raya. Con una calma estudiada, aparenta ser un miembro leal y protector de la familia, pero en realidad su astucia lo convierte en el auténtico titiritero de la historia.

Sin embargo, nadie puede mantener las apariencias para siempre. Begoña, con una intuición que nace del dolor y la desconfianza, empieza a sentir que algo no encaja. Su mirada se posa cada vez más en los gestos entre Gabriel y María, y percibe una complicidad incómoda, como una sombra que crece detrás de cada palabra y cada gesto. Esa sensación la persigue en silencio, transformándose en una tormenta interior que amenaza con desatarse. La pregunta que flota en el aire es clara: ¿será capaz Begoña de descubrir la verdad antes de que todo estalle?
La tensión se traslada al salón de reuniones de la empresa, un escenario solemne que se convierte en un campo de batalla. Allí, la familia y los socios se sientan alrededor de una mesa larga que parece encoger a medida que la discusión se intensifica. El aire se vuelve denso, cargado de decisiones irreversibles. Lo que está en juego no es un simple nombramiento, sino el destino de Don Pedro y el control de la compañía.
Gabriel, con voz serena pero firme, abre la sesión. Sus palabras retumban en las paredes como un eco grave: “Nos reunimos para valorar la moción de confianza hacia nuestro director actual. Si se aprueba su relevo, deberemos nombrar a un nuevo responsable. ¿Quién desea intervenir antes de votar?”
El primero en hablar es Joaquín, que se levanta con determinación. Sus palabras pesan como un martillo: él y su hermano Luis han reflexionado largamente y creen que lo mejor es apoyar el relevo de Pedro, proponiendo a Marta como la persona más indicada. El ambiente se vuelve aún más espeso, pues nadie esperaba una postura tan clara y tajante.
Damián, siempre entre la duda y la prudencia, agradece la intervención de Joaquín. Reconoce el valor de sus palabras y aclara que el cambio sería solo temporal hasta la próxima junta general. Quiere calmar los ánimos, pero la calma dura poco.
Andrés rompe el silencio con una revelación que sacude a todos: “Quiero que quede claro que María también apoya este cambio. Ella respalda la destitución de don Pedro y el nombramiento de Marta.” El murmullo cesa. Todos giran la cabeza hacia Gabriel, que hasta ese momento había permanecido impasible. Con voz grave, admite su dolor: reconoce los méritos de Pedro, pero confiesa que la enfermedad lo incapacita. Con resignación, anuncia su voto a favor de Marta.
El ambiente parece sellar un destino inevitable. Sin embargo, lo inesperado ocurre cuando la propia Marta, visiblemente sobrepasada por la presión, rompe en llanto. Con voz temblorosa confiesa que no está preparada, que apenas puede manejar su sección y que aceptar la candidatura fue un error. Se levanta abruptamente y abandona la sala, dejando tras de sí un eco de desesperación. Andrés corre tras ella, pero los demás quedan paralizados, atrapados en un silencio que pesa como una losa.
Gabriel, oculto tras una serenidad calculada, sabe que su plan ha estado a punto de derrumbarse. Pero también sabe que aún conserva el control, porque los hilos de su telaraña siguen sosteniéndolo todo.
La acción se traslada luego a la casa de los De la Reina, donde María recibe la visita de Luz y Begoña. El ambiente está cargado de un silencio sofocante. Luz, con tono melancólico, le pregunta cómo se siente. María responde con resignación, confesando que los ejercicios de rehabilitación la dejan agotada y que sus piernas no responden. La doctora, con ternura, intenta animarla ofreciéndole nuevas revisiones, pero María rechaza el gesto con amargura. Entre lágrimas y rabia contenida, pide a ambas mujeres que se marchen, incapaz de sostener por más tiempo la farsa.

Una vez a solas, recuerda las palabras de Gabriel, cuando él le dijo que debía permitir esas revisiones para evitar sospechas: “Si no lo hacemos, desconfiarán. Así estarán tranquilas y tú seguirás protegida.” El recuerdo la atormenta. La mentira la está devorando por dentro, y el temor a ser descubierta crece como una sombra imposible de apartar.
El episodio se cierra con un telón de incertidumbre:
- ¿Reunirá Marta la fuerza necesaria para aceptar el papel que el destino le ha impuesto?
- ¿Logrará Begoña atar los cabos sueltos y destapar la verdad sobre Gabriel y María?
- ¿Podrá Gabriel mantener intacto su juego de manipulaciones?
- ¿Encontrará María la paz en medio de tanto sufrimiento o quedará atrapada en su propia prisión?
La historia nos deja al borde del abismo, con más preguntas que respuestas, recordándonos que en Sueños de libertad cada decisión tiene un precio, y cada secreto puede convertirse en el arma más peligrosa de todas.