Sueños de Libertad Capítulo 399 (Tasio es nombrado director y la familia celebra el cambio)
Hola amigos, hoy les traigo el adelanto extendido y detallado del capítulo 399 de Sueños de Libertad
El episodio 399 de Sueños de Libertad promete ser uno de esos capítulos que dejan a los espectadores con el corazón en un puño, lleno de tensiones familiares, revelaciones inesperadas y giros que sacuden por completo el destino de la fábrica y de todos los implicados. La trama arranca en la casa de don Pedro, un lugar que en esta ocasión se convierte en el escenario de una confesión tan incómoda como inevitable.
Tacio llega con semblante serio, claramente preocupado por lo que debe comunicar. Sabe que lo que está a punto de revelar no será recibido con agrado, pero también es consciente de que callar sería traicionar su propia conciencia. Con voz serena, aunque con un matiz de nerviosismo, le cuenta a don Pedro que en la fábrica se presentó una moción de censura. El patriarca, sorprendido, lo interrumpe incrédulo, incapaz de asimilar que una maniobra semejante haya tenido lugar a sus espaldas.
Tacio respira hondo antes de explicar el desenlace: Marta fue la vencedora de la votación, y añade sin rodeos que él mismo votó a su favor. Justifica su decisión aclarando que no lo hizo únicamente por lazos de sangre, sino porque sinceramente considera que ella es la más capacitada para dirigir la empresa. Sin embargo, lo que sigue lo deja a todos desconcertados: Marta rechazó el nombramiento. No se siente con la entereza necesaria para asumir semejante responsabilidad en este momento.

Ante este vacío de poder, Gabriel planteó crear una comisión neutral que pudiera llevar las riendas de la empresa. Damián, ni corto ni perezoso, propuso que el propio Gabriel fuese esa figura imparcial. Pero Tacio se muestra rotundo: no está dispuesto a aceptar esa salida, ya que su único objetivo era devolverle a Marta la dirección. Si ella no quiere, él no ve sentido en seguir apoyando la iniciativa.
Don Pedro escucha en silencio, con gesto grave. Finalmente, rompe su mutismo para agradecerle a Tacio su honestidad. Reconoce que no estaba obligado a contar nada, y que al haberlo hecho demuestra nobleza y carácter. Además, celebra que pusiera a su hermana por delante de sus ambiciones, sacrificando su propia posición para protegerla. Emocionado, don Pedro asegura que ese gesto confirma la confianza que siempre depositó en él.
En ese instante, unos golpes en la puerta interrumpen la conversación. Al abrir, aparece Damián, que llega sin previo aviso. Con ironía, comenta que visitar a un enfermo es un acto de misericordia y que simplemente quería saber cómo se encontraba. Don Pedro, irritado, le reprocha que su repentino interés resulta sospechoso, sobre todo viniendo de alguien que acaba de promover una moción de censura en su contra.
Damián intenta justificarse, alegando que buscó otra salida, pero que Pedro se empecinó en mantener el control, lo cual —según él— fue una actitud egoísta. Las palabras encienden a don Pedro, que lo confronta con dureza. El ambiente se vuelve tenso, y Tacio interviene pidiendo calma. Viendo que la discusión no lleva a nada, Damián admite que probablemente fue un error presentarse allí.
Es entonces cuando don Pedro suelta la bomba: ha decidido retirarse de la lucha por la dirección. Damián asiente, diciendo que es lo más sensato, pero don Pedro lo corrige. No se retirará de cualquier manera, porque aún conserva el derecho de nombrar a su sucesor, y sin rodeos anuncia que ese sucesor será Tacio. El silencio lo inunda todo. Damián se queda atónito, sin capacidad de reaccionar, mientras Pedro recalca que, al menos así, la dirección seguirá en manos de la familia Reina.
En ese momento, Tacio recuerda una conversación pasada con su madre. Ella le había advertido que don Pedro podía estar manipulándolo para enfrentarlo a Damián. Tacio, herido en su orgullo, había respondido que le dolía que dudara de su valía. Su madre aclaró que nunca cuestionaba su talento, sino las verdaderas intenciones de Pedro. Esa advertencia ahora resuena en su mente.
De vuelta al presente, don Pedro asegura que redactará de inmediato su renuncia y el acta de nombramiento de Tacio, pidiéndole que sea él quien lo entregue a Irene. Luego, mirando fijamente a Damián, lo invita a abandonar la casa.
Mientras tanto, en la mansión de los Reina, Gabriel acompaña a María a su habitación. Ella, intrigada, le pregunta cómo fue la reunión. Gabriel confiesa con frustración que la moción de censura no terminó como esperaba: Marta no quiere regresar a la dirección. Reconoce que estuvo a punto de alcanzar el poder, pero que su primo frustró sus planes en el último momento. Aunque Damián lo propuso como candidato neutral, después retiró su apoyo.
María se sorprende al saber que los demás accionistas estaban de acuerdo, y Gabriel, con amargura, admite que sí, que todos lo apoyaban, excepto Tacio. Lamenta que ahora solo le queda intentar convencerlo de que lo respalde, porque si no, los enfrentamientos entre accionistas serán inevitables. Además, teme que los Merinos vendan sus tierras y obtengan los fondos para iniciar unas obras que pondrían en peligro a todos.
María, seria, empieza a confesar que duda de haber apostado por él, pues últimamente solo cosecha derrotas. Gabriel, dolido, le reprocha su falta de confianza, recordándole que arriesgó mucho por ella y que gracias a él sigue en esa casa. Le advierte que no lo subestime, porque podría arrepentirse.
Más tarde, Joaquín recibe la noticia de que los terrenos en venta han encontrado comprador, con una oferta incluso mejor de lo esperado. La alegría se esparce en la familia. Gabriel llega buscando a Tacio, dispuesto a marcharse, pero Luis lo detiene para agradecerle la idea de la comisión de consenso. Joaquín aprovecha para mostrarle los documentos de la venta y pedirle que contacte con el abogado de la constructora. Gabriel, sorprendido, pregunta cómo encontraron comprador tan rápido, y Joaquín explica que la ubicación despertó gran interés. Con la venta asegurada, celebran que podrán financiar la ampliación sin perder participación en la empresa. Gabriel sonríe, pero por dentro siente que sus planes se derrumban poco a poco.

En su despacho, Damián conversa con Andrés sobre la decisión de Marta. No entiende cómo pudo rechazar el cargo cuando todos la apoyaban, incluso Tacio. Andrés intenta calmarlo, recordando que Marta aún no supera la desaparición de Fina. Entonces irrumpe Joaquín con entusiasmo para anunciar la venta de los terrenos. Damián se alegra porque así podrán afrontar la inversión sin perder poder en la empresa. Joaquín agradece el apoyo de Miguel Ángel Vaca y también el de su tío. Curioso, pregunta si ya hablaron con Tacio para reconsiderar la propuesta de Gabriel. Pero Damián, con voz grave, sentencia que ya no es necesario: acaba de presenciar cómo don Pedro nombraba oficialmente a Tacio como su sucesor.
El asombro se apodera de Andrés y Joaquín, que no entienden los motivos de Pedro. Damián, con frialdad, afirma que todo fue con la única intención de dañarlo y dividir aún más a la directiva. Joaquín insiste en buscar una salida, pero Damián lo corta de raíz: no hay nada que hacer. La decisión está tomada. Desde ese instante, Tacio es el nuevo director de Perfumerías Reina.