Hola amigos, bienvenidos a un avance exclusivo de Sueños de Libertad

En el próximo capítulo, los secretos que llevan semanas tejiéndose en silencio empiezan a desbordarse, y la tensión dentro de la familia reina alcanza un punto crítico. María, empeñada en demostrar avances en su recuperación física, está a un paso de ser descubierta por Begoña. Su intento por mantener las apariencias se entrelaza con las intrigas empresariales, los chantajes familiares y los planes ocultos de quienes luchan por el control de la fábrica.

La historia comienza en el laboratorio, donde Joaquín llega para buscar a su hermano Luis. Con tono fraternal le pregunta si ya ha terminado para regresar juntos a casa. Pero Luis, con rostro sombrío, admite que no logra concentrarse y que lo mejor será marcharse. Joaquín, intrigado por su actitud nerviosa, lo detiene y le pide explicaciones. La confesión de Luis es devastadora: “Luz lo sabe todo”. No solo los manejos turbios de Pedro y el chantaje contra su madre, sino también lo ocurrido con Jesús. Sorprendido, Joaquín insiste en confirmar lo que escucha. Luis, con resignación, asiente y admite que todo fue revelado por Gema.

El mayor de los hermanos queda impactado, pues todo aquello debía mantenerse bajo un secreto absoluto. Luis intenta defenderse, explicando que no tuvo opción: Luz había descubierto la verdad y pretendía denunciar a Pedro ante la Guardia Civil. Conociendo su carácter obstinado, no encontró otra salida que impedirlo a toda costa.

En medio de esa conversación cargada de tensión, Digna entra al laboratorio. Su presencia interrumpe el intercambio y hace que ambos hijos cambien de postura. Luis, preocupado, le pregunta si está bien, pero ella, molesta, le recrimina con firmeza que no vuelva a enfrentarse a Pedro en su casa. El reproche desconcierta a Joaquín, que exige saber qué ha hecho su hermano. Luis intenta explicarse, pero Digna toma la palabra para revelar que Pedro estuvo a punto de entregarla a la Guardia Civil. Conmovido, Luis confiesa que solo quería sacarla de aquella casa peligrosa, pues tanto él como Luz temen por su seguridad.

La madre, con gesto cansado, reconoce que sus hijos no comprenden del todo lo que ocurre. Les pregunta si sospechan cómo Pedro la está chantajeando. Ante el silencio de ellos, se da cuenta de que ignoran detalles cruciales. Con voz quebrada, les suplica que confíen en ella y que le permitan resolver la situación a su manera. Joaquín, indignado, replica que lo mejor es que toda la familia conozca la verdad, y argumenta que si no se lo hubieran contado a Luz, ella habría actuado sola denunciando a Pedro. Insiste en que ahora podrán cuidarla mejor entre todos.

Aunque agradecida por su apoyo, Digna les pide a sus hijos que respeten su decisión. Les recuerda que Pedro está consumido por su enfermedad y que, como un animal herido, puede reaccionar de forma imprevisible y peligrosa. Ella, sin embargo, cree que este tormento no se prolongará demasiado y suplica que no revelen nada más, especialmente a Julia. Tras esa advertencia, se dispone a marcharse para evitar sospechas, pero Joaquín la detiene con una revelación delicada: Damián planea relevar a Pedro del puesto de dirección de la fábrica y colocar a Marta como directora provisional.

El anuncio sorprende a Digna, que mira fijamente a su hijo y le pregunta si está de acuerdo con ese plan, recordándole que ese cargo debería ser suyo. Joaquín responde con serenidad, diciendo que ahora lo importante es ella, no sus ambiciones. Luis apoya la postura de su hermano y añade que temen por su seguridad si Pedro descubre sus intenciones. Digna, con un suspiro, plantea si no sería más prudente esperar a la muerte de Pedro para que la sucesión se produzca sin sobresaltos. Pero Joaquín le explica que Pedro ya ha preparado a un sucesor interino: Tasio, a quien tiene completamente manipulado. Por eso creen imprescindible colocar a Marta como directora en este periodo transitorio, hasta que se convoque una junta definitiva donde él pueda optar al cargo.

La madre, algo reticente, reconoce que la fábrica atraviesa un momento muy difícil y concluye que deberán hacer lo que consideren más conveniente para mantenerla en pie. Eso sí, les advierte que no permitirá que arriesguen el legado familiar por culpa de un hombre sin escrúpulos como Pedro.

Mientras tanto, en la casa de los reina, otra tensión paralela se desarrolla. Begoña, movida por sospechas cada vez más fuertes hacia María, comienza a vigilarla discretamente. María, sentada en la galería y concentrada en su lectura, no se percata de que está siendo observada. Gabriel, que sale del despacho en ese instante, advierte la actitud de Begoña y también decide observar la situación. Con aparente cordialidad, Begoña se acerca a María y le comenta que parecía muy concentrada, con un tono irónico. María responde que desea terminar su lectura antes de cenar, cortante pero educada. Begoña se excusa diciendo que solo quería informarle de que Manuela se encargará de los problemas con los ratones en la guardilla.

María, sorprendida, le agradece el gesto. Poco después, Begoña se cruza con Gabriel y anuncia que va a cambiarse. Aprovechando su ausencia, Gabriel se acerca a María, cierra la puerta y con voz grave le advierte: “Te estaba vigilando”. Le explica que Julia comentó cómo María regresó de rehabilitación con los zapatos manchados, y que la excusa que dio a la niña no la convenció. Alarmada, María recuerda que Julia incluso entró en su habitación creyendo oír pasos. Por suerte, no la vio, solo escuchó unos movimientos discretos.

Gabriel, preocupado, le recalca que debe ser más cuidadosa. Si alguien notara el menor temblor o movimiento involuntario, todo su secreto quedaría al descubierto. María responde con angustia que si se supiera que puede caminar antes de tiempo, Andrés se alejaría de ella. Su estrategia es convertirse en su apoyo cuando todo se derrumbe, ser la tabla de salvación a la que él se aferre.

El joven insiste: lo fundamental es que no vuelva a dar motivos de sospecha. Y en cuanto a la empresa, añade que aunque parezca increíble, están logrando capear las dificultades. María, desconfiada, se burla de la “fanfarria del gobernador”, asegurando que esa publicidad no servirá de nada si no hay dinero real. Gabriel le cuenta entonces que los Merino están a punto de vender unos terrenos que serán recalificados. Ella sospecha y pregunta por qué don Pedro no aporta la parte que corresponde a los hijos de su mujer. Gabriel admite que también lo considera extraño.

María, con suspicacia, insiste en que la jugada de Damián podría ser peligrosa y se pregunta si no sería mejor advertir a Pedro. Pero Gabriel, firme, responde que lo peor sería apostar por el caballo perdedor. Ella replica que Pedro aún no está muerto, pero él le aconseja votar con los de la reina, convencido de que los Merino no respaldarán a Damián y de que Joaquín buscará recuperar su puesto. María ironiza con la estrategia de “divide y vencerás”, y Gabriel confirma que esa es la clave.

No obstante, María le lanza una última advertencia: “¿Y si no divides? ¿Y si los Merino colocan a Marta como directora?” Sus palabras dejan a Gabriel inquieto, consciente de que en esta familia nunca se puede dar nada por seguro. Aunque se marcha tratando de mostrarse firme, queda profundamente preocupado.

El capítulo nos deja con múltiples interrogantes abiertos: ¿logrará Begoña descubrir el secreto de María? ¿Podrá Gabriel mantener bajo control las sospechas antes de que todo el plan se venga abajo? ¿Qué papel jugarán los Merino en la lucha por el poder en la fábrica? ¿Conseguirá Damián imponerse con su estrategia y abrirle camino a Marta en la dirección?

Un episodio cargado de tensión, secretos y estrategias donde cada paso en falso puede significar la pérdida del poder, del amor y del futuro de toda la familia.