Sueños de Libertad Capítulo 397 (Luis enfrenta la verdad sobre su madre y don Pedro)
Hola a todos. Hoy les traigo el adelanto completo y detallado del capítulo 397 de Sueños de Libertad
El episodio 397 llega cargado de tensión, revelaciones y momentos que dejan a los personajes al borde del abismo emocional. La trama se abre en el laboratorio, donde Luz irrumpe con determinación y el rostro encendido de enojo. Ha descubierto el oscuro secreto que une a Digna con don Pedro, y no está dispuesta a seguir callando. Con voz firme, se planta frente a Luis y lo encara sin rodeos, exigiendo respuestas. Él, sorprendido por la irrupción, intenta mantener cierta distancia, pero ella no le permite escapar del tema. Lo acusa de haberle ocultado la verdad sobre su madre y don Pedro, recordándole que incluso cuando notó la extraña marca en el rostro de Digna, él prefirió guardar silencio.
Luis, incómodo y atrapado, intenta defenderse, pero Luz no le da tregua. Ella le reprocha que, en vez de confiar en ella, eligió el camino del ocultamiento. Él, nervioso, apenas alcanza a susurrar una pregunta sobre cómo se enteró de todo, pero Luz lo corta con furia: lo importante no es el cómo, sino el hecho de que su madre está atrapada en manos de un hombre cruel, un maltratador capaz de arrebatarle el poder a su hermano y hasta manipular la escena de un crimen. Luis, intentando mantener la calma, insiste en que lo ocurrido fue un accidente, pero Luz estalla, acusándolo de deslealtad y de haberla excluido deliberadamente.
El enfrentamiento escala hasta tocar la fibra más íntima de su relación. Luis se justifica diciendo que ocultó la información para protegerla, que su madre corría el riesgo de acabar en la cárcel si se sabía todo. Pero Luz lo acusa de confiar en Gema antes que en ella, lo que lo deja helado. Le recuerda que ella guardó durante años el secreto de su verdadera identidad, demostrando sobradamente que sabe ser discreta. La discusión alcanza un punto de quiebre cuando Luz, herida, admite que desde que se casaron siente que su relación se ha ahogado. Luis, con voz temblorosa, le confiesa que casarse con ella fue la mejor decisión de su vida, pero ella no puede comprender cómo, si de verdad la ama, la ha dejado al margen de todo lo relacionado con su familia.
En medio de reproches, aparecen los fantasmas del pasado. Luis acusa a Luz de sacarle siempre en cara el tema de Cristina, mientras ella lo acusa de victimismo. La tensión se vuelve insoportable, y aunque él insiste en que actúa para protegerla, Luz ya no parece dispuesta a aceptar más excusas. Finalmente, lo encara con dureza: si de verdad quisiera salvar a su madre, habría actuado junto a Joaquín en lugar de seguir tapando los abusos de don Pedro. La escena se quiebra en un silencio cargado de dolor.
La acción se traslada entonces a la casa de los Reina. Manuela acompaña a María hasta su habitación y se retira, justo en el momento en que Begoña atraviesa el pasillo hacia el cuarto de Julia. Un ruido extraño la detiene frente a la puerta de María. Dentro, la joven, haciendo un enorme esfuerzo, logra ponerse de pie y dar algunos pasos, sonriendo al comprobar que su recuperación avanza más rápido de lo que todos creen. Sin embargo, Begoña, desconfiada, abre la puerta sin avisar y sorprende a María, que apresuradamente se sienta en su silla de ruedas fingiendo normalidad. Con evidente molestia, le exige que toque antes de entrar. Begoña, nerviosa, se excusa diciendo que escuchó pasos. María, con gesto de desdén, la interrumpe, burlándose de la supuesta confusión y disimulando al alegar que quizás fueran ratones. Aunque Begoña se retira, el rostro de María refleja la angustia de haber estado a punto de ser descubierta.
En paralelo, en la casa de los Carpena, Digna duerme en un sillón mientras don Pedro, adolorido, le pide ayuda con un cojín. Ella, molesta, lo reprocha por haber contratado a una enfermera que nunca está presente. De pronto, un golpe fuerte en la puerta rompe la calma. Es Luis, que entra decidido. Don Pedro, con ironía, lo saluda por su ausencia en el hospital, pero Luis lo corta de inmediato: no ha venido por él, sino por su madre. El tono del enfrentamiento se eleva rápido. Don Pedro lo acusa de falta de compasión hacia un moribundo, pero Luis no cede y le lanza en la cara que jamás tendrá piedad por un hombre que manipula y retiene a Digna contra su voluntad.
Luis exige llevarse a su madre, pero don Pedro lo enfrenta con amenazas. Declara que Digna permanecerá a su lado hasta la muerte y que comparte con ella secretos tan oscuros como haber encubierto un homicidio. Su voz resuena con amenaza cuando asegura que depende de ellos que se lleve ese secreto a la tumba o lo saque a la luz. Luis, furioso, lo acusa de mentiroso, pero don Pedro revela un as bajo la manga: tiene una confesión firmada de Jesús que compromete tanto a Digna como a sus hijos. Luis lo mira con rabia impotente, mientras don Pedro insiste en que ama a Digna y no puede vivir sin ella.

Luis ruega a su madre que se vaya con él, pero Digna, entre lágrimas, le pide que se marche. Con el corazón destrozado, él se resigna y le promete estar siempre disponible. Don Pedro lo despide con frialdad, reafirmando su control.
Más tarde, una nueva visita sacude la casa de los Carpena. Cristina, hija de Irene, llega para ver a don Pedro. Él, enfermo y febril, se muestra agradecido por su presencia. Ella va al grano: ha leído la carta que le envió a través de Luz. Pedro, emocionado, le suplica perdón. Cristina, intentando mantener la distancia, asegura que sus intenciones quedaron claras en esa carta. Él insiste, deseando escuchar de sus labios el perdón que tanto necesita. Tras dudar, ella admite que, aunque no puede hablar por Irene, de su parte sí lo perdona.
El rostro de don Pedro se ilumina con una tenue sonrisa. Reconoce sus errores y afirma que no quiere morir sin reconciliarse. Incluso asegura que, si supiera dónde está el padre biológico de Cristina, lo buscaría para que se reuniera con Irene y con ella. Cristina, conmovida por la franqueza del momento, se retira dejando a don Pedro en un silencio cargado de gratitud y alivio. Ese perdón, aunque parcial, se convierte para él en un respiro en medio del tormento que lo consume.
El capítulo cierra con un triple impacto: la fractura profunda entre Luz y Luis, la peligrosa manipulación de don Pedro sobre Digna y la inesperada reconciliación entre Pedro y Cristina. Tres líneas narrativas que se entrelazan y prometen que nada volverá a ser igual en Sueños de Libertad.