THE PROMISE PREVIEW – Curro stops Ángela’s wedding and exposes Lorenzo for a detail
El sacrificio de Leocadia y la irrupción de Curro en la boda: Spoiler de La Promesa
En el próximo episodio de La Promesa, las intrigas alcanzan un punto de no retorno cuando Leocadia, decidida a aferrarse al poder y a no perder lo que tanto tiempo ha tejido con engaños y manipulaciones, se ve obligada a tomar la decisión más cruel de su vida: sacrificar la libertad y la felicidad de su hija Ángela. Todo comienza en la intimidad de su alcoba, donde, mirando a través de la ventana, Leocadia siente cómo su propio reino se desmorona ante sus ojos. Sus manos tiemblan, su rostro refleja cansancio y miedo, pero en su mente resuena una voz implacable: la de Lorenzo, recordándole la última oferta, o mejor dicho, el último chantaje. Él le ha dejado claro que no hay escapatoria: o Ángela se casa con él, o Curro pagará las consecuencias.
La madre, consciente del filo de la amenaza, comprende que ha cruzado un límite del que no podrá regresar. Aun así, su ambición le impide renunciar a los privilegios y alianzas que Lorenzo le promete. Así, cuando finalmente se reúne con el capitán en el ala oeste de la casa, Leocadia pronuncia las palabras más desgarradoras que una madre podría decir: “Acepto el acuerdo. Ángela será tuya, pero dame lo que me has prometido: poder, alianzas, protección”. Lorenzo sonríe con la satisfacción de quien siente que ha ganado la partida y le recuerda que no hay tiempo que perder. La espada de Damocles queda suspendida sobre Curro: o se celebra la boda, o él desaparecerá.
Con el alma destrozada pero la ambición intacta, Leocadia baja las escaleras como una reina que marcha hacia la rendición. Esa misma tarde se acerca a su hija, que lee tranquila en el jardín, e inicia la manipulación. Con voz quebrada, pero con la frialdad de quien ha ensayado cada palabra, le cuenta que Curro corre un grave peligro. “Lorenzo lo sabe todo y es capaz de cualquier cosa”, asegura, dibujando con palabras el retrato de un monstruo dispuesto a destruirlo. Angela, aterrada, escucha cómo su madre convierte el matrimonio con Lorenzo en una especie de salvación disfrazada de sacrificio. Lo que en realidad es una condena, Leocadia lo presenta como un refugio seguro para proteger a quien ama.
Angela, con el corazón desgarrado, se resiste al principio. Jura que jamás se casará con Lorenzo, aunque Curro estuviera encerrado en un calabozo. Pero el veneno de las palabras de su madre la va debilitando. “Si no lo haces, Curro puede morir… ¿quieres cargar con esa culpa el resto de tu vida?”, le susurra Leocadia. Entre lágrimas, temblorosa, Angela acaba aceptando. “Si esto salva a Curro, lo haré. Pero si me has mentido, me perderás para siempre”. La madre asiente, consciente de que ha sellado un pacto fatal.
Poco después, Angela se enfrenta a Curro en las caballerizas. Él, lleno de ilusión al verla, no tarda en percibir la sombra que oscurece su mirada. Cuando ella le confiesa que ha aceptado casarse con Lorenzo, el mundo de Curro se derrumba. Incrédulo, le suplica que le diga la verdad, que reconozca que está siendo obligada. Pero Angela, atrapada en la red de su madre, miente con frialdad: “Es mi decisión. Estoy comprometida y soy feliz”. Cada palabra es un puñal en el corazón de Curro, que cae de rodillas, destrozado por la mentira que lo separa de la mujer que ama. Angela se aleja llorando en silencio, sabiendo que ha traicionado su propia alma.
Llega el día de la boda. El gran salón de La Promesa luce imponente, adornado con flores y candelabros que iluminan el ambiente con un brillo solemne. Angela, vestida de crema, se presenta como una figura frágil, con las manos temblorosas y los ojos bajos, mientras Lorenzo exhibe una sonrisa de triunfo que oculta la tensión. Leocadia observa desde su asiento, entrelazando las manos con fuerza, esperando que su plan se cumpla. Alonso, en cambio, vigila la ceremonia con suspicacia, con los brazos cruzados y el ceño fruncido. Padre Samuel da inicio al ritual, invocando la unión sagrada frente a Dios.
El silencio cargado de expectación se rompe de pronto cuando las enormes puertas del salón se abren de golpe. Todos los invitados se sobresaltan al ver entrar a Curro, con ropa de trabajo manchada de polvo, el pecho agitado y los ojos encendidos por la rabia. Su voz retumba como un trueno: “¡Detened esta ceremonia ahora!”. El murmullo se extiende entre los asistentes, pero Curro avanza sin miedo hasta colocarse junto a Angela. Ella apenas puede contener las lágrimas, incapaz de seguir fingiendo.
Con valentía, Curro revela ante todos la verdad: Angela no ha aceptado libremente. Ha sido chantajeada. Lorenzo usó su vida como moneda de cambio para obligarla a casarse. Y señala también a Leocadia, acusándola de haber vendido a su propia hija para conservar poder e influencia. El salón queda en un silencio sepulcral. Alonso, que ya albergaba sospechas, entiende al fin la magnitud de la traición. Padre Samuel, con gesto grave, cierra el libro litúrgico y declara que no puede continuar con la ceremonia hasta que se aclare la verdad.

Lorenzo, furioso, intenta abalanzarse sobre Curro, pero dos guardias lo detienen siguiendo una orden de Alonso. El marqués avanza con paso firme y sentencia: “Basta, capitán Lorenzo. Estáis expulsado de esta casa. Y vos, Leocadia, recoged vuestras pertenencias. Vuestra estancia en La Promesa ha terminado”. Las súplicas de Leocadia, pálida y tambaleante, no logran conmoverlo. “Te equivocas, Alonso, no entiendes…”, implora. Pero él la interrumpe: “Entiendo demasiado bien, y debí actuar mucho antes”.
Angela, liberada al fin del yugo del chantaje, rompe a llorar y acepta la mano que Curro le tiende con firmeza. Entre el silencio atónito de los invitados, esa unión no es ya una imposición, sino una elección nacida del amor y la verdad. El salón, que pocos minutos antes era escenario de una farsa, se convierte ahora en símbolo de justicia y libertad.
Lorenzo es arrastrado fuera, Leocadia se derrumba sobre sí misma y Angela, junto a Curro, empieza a escribir un destino propio, lejos de la mentira y el dolor. La boda que debía sellar la derrota de Angela se convierte en el juicio público que desenmascara a los villanos y devuelve la esperanza a los que lucharon por amor.
Así, La Promesa entrega un capítulo lleno de tensión, lágrimas y revelaciones, donde el sacrificio de una hija se transforma en la valentía de un amante, y la verdad, al fin, triunfa sobre la manipulación. El camino de Angela y Curro queda abierto, pero también marcado por el desafío de enfrentar un futuro lleno de incertidumbre tras el derrumbe de los planes de Leocadia y la caída estrepitosa de Lorenzo.