LORENZO DE LA MATA: EL ÚLTIMO DÍA || CRÓNICAS de La Promesa Series
El día que muchos esperan está cada vez más cerca
El público de La Promesa lleva meses aguardando este instante: el momento en que uno de los villanos más odiados de la serie, ese hombre que se ha ganado a pulso el desprecio de todos, enfrente finalmente las consecuencias de sus actos. Hablamos, cómo no, de Lorenzo de la Mata, apodado por muchos como el capitán garrapata, un personaje que desde su llegada al palacio ha sabido trepar, manipular y engancharse al apellido Luján como si su vida dependiera de ello. Su final, tantas veces prometido y tantas veces pospuesto, parece ahora más cerca que nunca.
Desde que se instaló en el palacio, Lorenzo no ha hecho otra cosa que vivir del cuento, alimentarse de las desgracias ajenas y sembrar caos a su paso. Primero fue Eugenia, la mujer a la que engañó desde el principio y cuya vida terminó arruinando. Después, fijó su atención en Curro, al que hostigó, maltrató y humilló de manera sistemática. Ahora su obsesión se centra en Ángela, y en este intento enfermizo por controlarla ha despertado la furia de Leocadia, una mujer que no está dispuesta a permitir que su hija sea presa de un matrimonio forzado.
El cerco sobre Lorenzo se estrecha. En capítulos anteriores ya vimos cómo su gran estafa militar salía a la luz, provocando su detención y un breve destierro del palacio. En aquel momento, la audiencia celebró su salida como una victoria definitiva, convencida de que por fin se había cerrado ese capítulo oscuro. Sin embargo, los guionistas jugaron con las expectativas: a las pocas semanas, el capitán garrapata regresó con la misma soberbia de siempre, traje impecable, sonrisa cínica y mirada venenosa. Fue un golpe duro para quienes soñaban con verlo lejos, pero ahora parece que su regreso no será eterno.

Uno de los movimientos más osados del villano ha sido pedir la mano de Ángela. Sí, ese mismo hombre que la secuestró, la chantajeó y la amenazó, pretende ahora casarse con ella para lavar su imagen y simular respetabilidad. Leocadia, al enterarse de semejante atrevimiento, reaccionó con toda su fuerza. Enfrentó a Lorenzo sin miedo, recordándole que estaba cruzando una línea peligrosa y que esta vez podría encontrar resistencia de verdad. Esa tensión ha abierto la puerta a lo que muchos esperan: el principio del fin del capitán garrapata.
Pero la gran incógnita sigue siendo: ¿será suficiente la oposición de Leocadia para frenar esta boda? ¿Se atreverá Ángela a desafiarlo pese al miedo que él le provoca? ¿O será Curro, una vez más, quien dé un paso al frente y defienda tanto a la mujer que ama como la memoria de su madre?
Porque el trasfondo de esta historia no se limita solo al presente. Lorenzo no solo hizo daño a Ángela o a Curro, sino que también destrozó la vida de Eugenia, la madre de este último. La engañó, la manipuló, la llevó a la locura y la internó en un sanatorio, marcando de por vida el corazón de su hijo. Ese dolor acumulado es un motor de venganza silencioso, una herida abierta que en cualquier momento podría estallar. Y todo indica que será precisamente Curro quien tenga el papel decisivo en la caída del villano.
No sería la primera vez que en La Promesa un acto de justicia poética acaba encubierto para proteger a las verdaderas víctimas. Ya vimos cómo Pía, en defensa propia, acabó con el barón de Linaja, y cómo esa muerte se disfrazó como un accidente para evitar represalias injustas. Algo similar podría suceder con Lorenzo: un golpe final, un acto desesperado de defensa de Ángela, que termine con él fuera de la historia para siempre, sin que Curro deba pagar el precio legal de esa justicia.
El escenario está preparado para un clímax intenso. Por un lado, Curro carga con la memoria de su madre y el amor que siente por Ángela. Por otro, Leocadia se erige como una madre dispuesta a todo para salvar a su hija del infierno. Y en tercer lugar está la propia Ángela, víctima directa de los abusos de Lorenzo, que tarde o temprano podría encontrar la fuerza suficiente para rebelarse. Tres frentes abiertos contra un hombre que ya no tiene escapatoria.
Los rumores que circulan en internet apuntan a que será Curro quien dé el golpe final. No lo hará solo como un gesto de amor, sino como un acto de redención y justicia. Enfrentar a Lorenzo significará también liberar a Eugenia, aunque sea de manera simbólica, y cerrar un ciclo de dolor que lo persigue desde niño. Para los espectadores, esta escena promete ser catártica, el momento en que la pantalla se convierte en un espejo de justicia largamente esperada.
Eso sí, existe un detalle importante: la serie deberá resolver con maestría el desenlace para que no recaiga la culpa sobre Curro. El público no aceptaría que, tras todo el sufrimiento vivido, él terminara castigado por librar a los suyos de un monstruo. Sería el colmo de la injusticia. Lo que todos esperan es un cierre contundente, liberador y definitivo, que ponga punto y final al ciclo de Lorenzo sin consecuencias trágicas para quienes lo enfrentan.
El futuro inmediato de La Promesa se presenta, por tanto, cargado de tensión. Se avecina un duelo de titanes, un enfrentamiento en el que la astucia y la crueldad de Lorenzo deberán medirse contra la valentía, la unión y el amor de quienes han sido sus víctimas. Nadie duda de que habrá giros sorprendentes, ni de que los guionistas guardan todavía algún as en la manga, pero el sentimiento general es que estamos ante los últimos capítulos de este personaje.

El capitán garrapata, odiado por unos, temido por otros, ha cumplido ya su función dentro de la historia. Su presencia ha servido para generar odio, tensión y drama, pero también para unir a los protagonistas en torno a un objetivo común: librarse de él. Y cuando finalmente caiga, la sensación entre los espectadores no será solo de alivio, sino de triunfo compartido.
La audiencia de La Promesa se prepara así para un desenlace inolvidable, un momento que podría marcar un antes y un después en la serie. Porque si algo está claro es que Lorenzo no saldrá del palacio por la puerta grande ni con honores: o termina derrotado, o termina dentro de una caja de pino, como muchos desean ver.
Hasta entonces, cada escena, cada confrontación y cada decisión de Ángela, Curro o Leocadia nos acercará un poco más al final esperado. Y cuando llegue, los espectadores estarán pegados a la pantalla, puños apretados, corazones acelerados, listos para celebrar que, por fin, se despiden para siempre del hombre que más daño ha hecho en la historia reciente de la ficción española de sobremesa.