Sueños de Libertad “LUIS DESTROZADO” Del 8 al 12 de setiembre

Hola a todos. Hoy les presento el avance del capítulo 393 de Sueños de Libertad

El capítulo 393 de Sueños de Libertad llega cargado de giros inesperados, secretos que salen a la luz y tensiones familiares que alcanzan un punto límite. Cada escena está marcada por las emociones contenidas y por decisiones que pueden cambiar el destino de los protagonistas. Desde la primera secuencia, se percibe un aire de incertidumbre que envuelve a todos los personajes, dejando claro que nada volverá a ser como antes.

La historia comienza con Cristina entrando en el despacho de Damián, visiblemente preocupada y en busca de respuestas. Con voz serena pero firme, le dice que necesita hablar con él. Damián la invita a sentarse y le asegura que no hay problema. Cristina aprovecha la ocasión para expresar sus condolencias por la madre de Dacio, un hecho triste e inesperado que todavía pesa en el ambiente. Sin embargo, ambos saben que esa no es la verdadera razón de la visita.

Avance 'Sueños de libertad', capítulo miércoles 30 de octubre: El gran  secreto de Damián

Cristina se sincera de inmediato: ella e Irene están profundamente angustiadas por la desaparición de Pepe. No tienen noticias suyas, desconocen dónde puede estar y temen lo peor. Han intentado investigar por su cuenta, pero sin éxito. Damián, directo, le pregunta si Pedro ha dado alguna explicación al respecto. Cristina responde con claridad: no, Pedro asegura que no sabe nada y eso las mantiene en el mismo estado de incertidumbre.

Con cierto remordimiento, Damián se disculpa. Reconoce que él mismo contactó a Pedro porque sabía lo importante que era para Cristina conocer a su padre, aunque ese gesto le costó la relación con Irene. Cristina, con franqueza, admite que a pesar de todo se siente agradecida por haber descubierto la verdad, aunque haya sido dolorosa. Sus palabras emocionan a Damián, que sonríe con gratitud.

En ese instante, Cristina le pide un favor decisivo: quiere toda la información que el detective de Damián encontró sobre su familia. Él intenta advertirle que probablemente no hallará nada nuevo, pero Cristina insiste. Cualquier pista puede ser útil para localizar a Pepe. Damián reconoce que el detective fue muy eficaz, tanto que lo contrató en varias ocasiones. Finalmente accede y le entrega los documentos. Con ellos en mano, Cristina siente una chispa de esperanza. Además, pide el contacto del investigador. Damián le revela su nombre: Ángel Ruiz. Sin embargo, advierte que terminaron mal y quizá no quiera ayudarla. Cristina, decidida, responde que eso lo resolverá ella y agradece de corazón su apoyo.

La tensión cambia de escenario y se traslada a la fábrica, donde Gema intercepta a Joaquín y Luis con gesto preocupado. Les confiesa que está inquieta por la actitud de Digna. En dos ocasiones ha puesto excusas para no ir a comer a casa, algo muy extraño en ella, sobre todo porque adora pasar tiempo con Teo. Luis intenta quitarle importancia, pero Joaquín lo interrumpe, dándole la palabra a Gema.

Ella continúa explicando que decidió investigar por su cuenta porque notaba a Digna muy desmejorada. Entonces descubrió algo alarmante: su ausencia tenía relación directa con don Pedro. Entre nervios y rabia, revela que vio un moretón en el rostro de Digna, a pesar del maquillaje con el que intentó ocultarlo. Al escuchar esto, Joaquín estalla de furia. Le cuesta creer que Pedro haya levantado la mano contra su madre, pero todo indica que así fue.

Gema relata que Digna le pidió con un gesto que guardara silencio frente a Pedro. Luis, confundido, intenta justificar lo ocurrido, convencido de que debe existir otra explicación. Joaquín, indignado, reprocha su pasividad. Se siente culpable de no haber sacado antes a su madre de esa casa. Luis intenta calmarlo, pero el propio Joaquín le recuerda cómo Pedro saboteó su trabajo para quedarse con su puesto y luego se regodeó humillándolo.

El dilema se agrava cuando se preguntan por qué Digna sigue al lado de Pedro. Gema responde con crudeza: porque es mayor y está enfermo. Luis, colérico, afirma que deben enfrentarse a él de inmediato. Joaquín, más sensato, propone primero hablar con su madre y escuchar su versión. Para lograrlo, la llama con una excusa y consigue que vaya a casa.

Cuando Digna llega, extrañada de no encontrar a nadie, se cruza con sus hijos, que la esperan con rostro serio. Ella, confundida, pregunta qué hacen allí y por qué la hicieron venir. Joaquín la enfrenta directamente: quiere saber qué le ha pasado en la cara. Digna, nerviosa, trata de evadir la respuesta. Luis la presiona, pidiéndole que diga la verdad: ¿ha sido Pedro quien le ha pegado? Ella niega, asegurando que no ha sucedido. Sin embargo, la insistencia de sus hijos logra que confiese la verdad.

Entre lágrimas, admite que discutió con Pedro, que él perdió el control y la sujetó con fuerza hasta hacerle daño. En el forcejeo, ella se golpeó con la puerta y así se produjo el moretón. Luis, desbordado por la rabia, asegura que irá a enfrentarse con Pedro en ese mismo momento. Pero Digna lo detiene, revelando el motivo por el que se siente atrapada: Pedro sabe un terrible secreto de su pasado y amenaza con denunciarla. Con voz quebrada, confiesa ser responsable de la muerte de su sobrino.

Joaquín interviene para defenderla. Le recuerda que no fue ella quien apretó el gatillo, sino Jesús, y que Pedro fue quien ayudó a encubrir todo. Aun así, Digna siente que no pueden rebelarse contra Pedro, pues él podría arruinarla. Sus hijos quedan devastados al comprender hasta qué punto su madre está sometida.

En otro punto de la trama, Irene se cruza con don Pedro en la fábrica. Ella, sorprendida, comenta que pensaba que estaría descansando, pero él insiste en que hay demasiado trabajo. Al preguntarle cómo se encuentra, Pedro reconoce que cada día está peor. Irene, con un tono más suave, le recuerda que al menos cuenta con el apoyo de Digna. Pero Pedro, con un suspiro, admite que le gustaría tenerla también a ella a su lado. Reconoce que cometió errores creyendo que hacía lo mejor y que ahora se arrepiente.

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Irene se muestra conmovida y admite que lamenta haber reaccionado tan duramente al descubrir su enfermedad. Aunque reconoce que lo que hizo estuvo mal, entiende que en el fondo pensaba en ella. Pedro, emocionado, confiesa que lo único que desea es recuperar lo que tenían.

Sin embargo, Irene se mantiene firme. Le dice que no quiere dejarse llevar por el rencor, pero que si él quiere que regrese, debe aceptar dos condiciones: revelar dónde está José y permitir que Digna se marche libremente. Pedro, incómodo, asegura que no sabe dónde está José y que Digna está simplemente confundida. Irene insiste en que no es lo mismo. Pedro, desconcertado, le reprocha que intente imponerle condiciones en ese momento tan delicado. Irene, decidida, le responde que sí, que esa es la única manera en que podría regresar a su lado.

Herido, Pedro le pregunta si esa es toda la compasión que puede mostrarle. Irene, sin retroceder, concluye la conversación diciéndole que lo piense bien y que no tiene nada más que añadir. Se marcha dejándolo sumido en la duda y en la soledad de su enfermedad, mientras las piezas del tablero siguen moviéndose en direcciones inesperadas.

Este episodio nos deja al borde del abismo: la desaparición de Pepe sigue siendo un misterio, Digna confiesa un secreto que la mantiene prisionera de Pedro, Joaquín y Luis descubren la magnitud del sufrimiento de su madre y, en paralelo, Irene se enfrenta a un dilema personal y emocional con Pedro. La tensión aumenta y cada decisión abre un abanico de consecuencias que marcarán los próximos capítulos.