GEMA NO SE RINDE Y LUCHA POR HACER HABLE A DIGNA, HASTA QUE DESCUBRE LA VERDAD, EN SUEÑOS DE…
Hola amigos, bienvenidos a un avance exclusivo de Sueños de Libertad
En el próximo capítulo de Sueños de Libertad, los secretos familiares, las decisiones económicas y las tensiones personales se entrelazan en un tejido de emociones que promete mantenernos al borde del asiento. Todo comienza con un gesto solemne: Joaquín acude a casa de su tío Damián, consciente de que necesita su apoyo en un momento crítico. Nada más verlo, lo saluda con respeto, pero también con la seriedad que la ocasión exige. La reciente muerte de la madre de Tasio marca el inicio de la conversación. Joaquín se muestra compasivo y reconoce que, aunque esa mujer ya no formaba parte activa de sus vidas, le había dado un hijo, y su ausencia inevitablemente pesa sobre Tasio.
Damián, con el rostro ensombrecido, confiesa que lo que más le duele no es la pérdida en sí, sino el dolor silencioso que carcome a su hijo. Le preocupa que Tasio se refugie tras una coraza y no se permita el duelo necesario para despedirse de su madre. Joaquín, intentando infundir tranquilidad, le asegura que estarán pendientes de él y que no lo dejarán solo en este proceso. Sin embargo, la conversación cambia de rumbo cuando Damián, con gesto inquisitivo, pregunta si ese es el único motivo de su visita.

Joaquín duda, se incomoda, pero finalmente admite que hay algo más. Con cautela, le confiesa que necesita pedirle un favor. Damián, con afecto, le recuerda que lo ha visto crecer desde la cuna y que jamás lo juzgaría por acudir a él en busca de ayuda. Ese gesto paternal alienta a Joaquín a hablar con franqueza. Le explica que se trata de la ampliación de capital necesaria para salvar la empresa, un movimiento que implica que todos los accionistas deben aportar una suma significativa. El problema es que ni él ni su hermano Luis disponen de los recursos suficientes para cubrir su parte.
Damián, con seriedad, le recuerda que todos se encuentran en la misma situación y que él mismo no atraviesa su mejor momento económico. A su parte, debe añadir la responsabilidad de cubrir también la de Julia, lo que lo coloca en una posición complicada. Joaquín, sorprendido, indaga si los fondos de Jesús podrían solventar el problema, pero Damián aclara que están invertidos en valores intocables por ahora. Lo que no entiende es por qué Joaquín no se dirige a Don Pedro, cuya participación pasará pronto a manos de su madre debido a su estado de salud.
La reacción de Joaquín es inmediata y firme: ni él ni su hermano aceptarán depender de Don Pedro. Su independencia y dignidad valen más que cualquier ayuda envenenada. Ante esa negativa, Damián pregunta qué propone entonces. Es aquí donde Joaquín revela su verdadero plan: quiere que su tío use sus influencias con Miguel Ángel Vaca, el gobernador civil.
Damián, incrédulo, le pide explicaciones. Joaquín detalla que en su día su familia compró unas tierras que Jesús iba a adquirir gracias a la promesa de recalificación que el gobernador había insinuado. Sin embargo, esa recalificación nunca llegó, dejando el terreno sin valor. Ahora, si logran que el gobernador intervenga y el suelo pase de rústico a urbano, el valor se multiplicaría exponencialmente. Con la venta de esas tierras, tanto él como Luis podrían cubrir sin problemas la ampliación de capital. El plan es arriesgado, pero también ambicioso. La gran incógnita es si Damián accederá a poner en juego su nombre y sus conexiones o si dejará a su sobrino enfrentarse solo a su destino.
Mientras tanto, en otra parte de la historia, la tensión emocional se vive en casa de Digna. Gema llega alterada, golpeando la puerta con insistencia y pidiendo que le abran. Su preocupación la desborda: sabe que algo no va bien y no piensa marcharse sin respuestas. Tras unos segundos de vacilación, Digna abre la puerta con gesto cansado. La tristeza y el miedo son palpables en su rostro. Gema, indignada, la encara con firmeza y le reprocha que se encierre entre cuatro paredes como si la vida hubiera dejado de existir.
Digna intenta restarle importancia, alegando que está cansada y que no hacía falta que Gema viniera, pero la joven insiste: no puede quedarse tranquila sabiendo que su suegra se consume en soledad. La enfermedad de Don Pedro no justifica que ella se aparte de su familia. Entre suspiros, Digna reconoce que Gema tiene razón, pero asegura que necesita ese espacio de aislamiento. Intenta ocultar su dolor dándole la espalda, pero Gema la anima a confiar, a mirarla y a compartir lo que le atormenta.
Justo cuando parece que Digna está a punto de sincerarse, la escena se interrumpe con la aparición de Don Pedro. Su voz grave resuena en la estancia mientras pregunta quién estaba llamando. Al ver a Gema, finge cordialidad y la recibe con amabilidad impostada. Gema, consciente del peligro, improvisa una excusa: dice que solo vino a entregar un encargo y que debe marcharse rápido al trabajo. Se despide con afecto de Digna y con frialdad de Don Pedro, pero su mirada cargada de preocupación lo dice todo.
Apenas la puerta se cierra, la máscara de cortesía de Don Pedro se desvanece. Con tono cortante, exige explicaciones a Digna: quiere saber qué hacía allí su nuera. Ella responde con firmeza que su familia la echa de menos. Pedro, ansioso y nervioso, intenta recuperar el control. Se acerca a ella con vehemencia y le promete que no volverá a perder los nervios, que hará lo posible por reparar el daño causado. Para demostrarlo, asegura que está dispuesto a poner el dinero que falta para que Joaquín y Luis participen en la ampliación de capital.

Digna, confundida, lo mira con desconfianza y le pregunta qué significa todo aquello. Don Pedro explica que todos deberán aportar dinero para salvar la empresa y que sabe que sus hijos no tienen los fondos necesarios. Por eso, afirma que cubrirá su parte, poniéndolo a su nombre. Pero lejos de agradecer el gesto, Digna reacciona con indignación. Lo acusa de intentar comprar a su familia, de creer que con dinero puede limpiar sus culpas. Le recuerda que sus hijos tienen dignidad y que, aunque tuvieran que dormir bajo un puente, jamás aceptarían ni una sola peseta de sus manos.
La tensión alcanza su punto máximo. Lo que parecía un intento de reconciliación se convierte en un enfrentamiento que deja más preguntas que respuestas. ¿Aceptarán Joaquín y Luis el dinero de Don Pedro o mantendrán su orgullo intacto? ¿Se atreverá Damián a interceder ante el gobernador para apoyar el plan de Joaquín? ¿Podrá Gema descubrir qué está ocurriendo realmente con Digna dentro de esa casa opresiva? ¿Hasta dónde llegará Don Pedro en su intento desesperado por mantener el control y redimir sus pecados?
Este avance exclusivo de Sueños de Libertad nos adelanta un capítulo lleno de giros, donde la lealtad, la ambición y la dignidad se ponen a prueba. La historia nos invita a reflexionar sobre los límites de la familia, el poder corrosivo del dinero y las decisiones que marcan el destino.