Il ritorno di Leocadia cambia tutto! | LA PROMESSA ANTICIPAZIONI 7-11 SETTEMBRE

Una donna che tutti credevano morta varca la soglia della Promessa

La Promessa se prepara para una sacudida inesperada, un giro de guion que nadie vio venir y que amenaza con hacer tambalear los cimientos mismos del palacio. Una figura que todos daban por desaparecida, casi como un espectro del pasado, vuelve a cruzar las puertas: Leocadia de Figueroa. Su reaparición no trae consuelo ni alegría, sino un aire enrarecido, un misterio que se palpa en el ambiente y una sonrisa cargada de amenaza. La primera en estremecerse es Cruz, la gran señora de la casa, que entiende mejor que nadie lo que esta vuelta significa: si esa mujer empieza a hablar, todo su castillo de mentiras podría desmoronarse en cuestión de segundos.

El regreso de Leocadia no solo impacta a Cruz. Catalina, en paralelo, toma una decisión firme que no tarda en desencadenar la ira del marqués Alonso. Para él, la reputación de los Luján es lo más importante, y la idea de que su hija se atreva a desafiar las normas de la época lo llena de frustración y enojo. Catalina, sin embargo, se muestra inquebrantable: está dispuesta a criar sola a su hijo, sin casarse con Pelaio, sin recurrir a Adriano ni someterse a un matrimonio de conveniencia. El enfrentamiento con su padre alcanza un punto crítico, abriendo una brecha cada vez más profunda en la familia.

La Promessa Anticipazioni dal 7 al 13 settembre 2025: Catalina confessa  tutto, Adriano è il padre

Mientras tanto, el padre Samuel toma distancia de María Fernández. Lo que en un principio parecía una relación marcada por la complicidad y cierta ternura compartida, ahora se ve empañado por la culpa y el deber religioso. Samuel se debate entre lo que siente y lo que su vocación le exige, por eso se muestra frío, distante, casi esquivo. María, herida por esa actitud, se siente confundida y triste, y aunque Teresa intenta darle apoyo, la joven prefiere guardar silencio. Ana también percibe el sufrimiento de su amiga y entiende que el sacerdote vive atrapado en un conflicto interno que le impide dar un paso al frente.

En otro rincón de la Promesa, Curro respira un alivio momentáneo tras la marcha de Martina y Ulia, convencido de haber conseguido, aunque sea por un tiempo, neutralizar a su padre Lorenzo. Sin embargo, sabe muy bien que el capitán no se rendirá tan fácilmente y que la tregua es solo una ilusión pasajera. La sombra de Lorenzo sigue siendo una amenaza latente, y Curro comprende que necesitará aliados sólidos si quiere sobrevivir a los próximos embates.

La tensión se duplica en las estancias de servicio. Allí, Vera, Teresa, Lope y Marcelo viven bajo el constante miedo a que el duque de Carril regrese para vengarse. Sus crímenes, todavía sin castigo, pesan como una losa sobre ellos. Marcelo, determinado a no quedarse de brazos cruzados, empieza a elaborar un plan: reunir pruebas contundentes que permitan desenmascarar al duque y proteger a los suyos de posibles represalias. Teresa lo apoya, consciente de que sin evidencias sólidas nadie creería sus acusaciones. Lope, en silencio, comparte la misma angustia, pero intenta infundir coraje a los demás. Vera, en cambio, marcada por la desconfianza y la herida emocional que su padre le dejó, teme que una vez más logre escapar de la justicia.

En medio de estos movimientos estratégicos, la tensión entre Curro y José Juan llega a su punto de ebullición. Tras la confesión de Julia, que reveló que José Juan intentó asesinar a Martina, Curro decide enfrentarlo de manera directa. El choque entre los dos se convierte en un duelo verbal cargado de desprecio y arrogancia por parte de José Juan, que intenta humillarlo cuestionando su posición en la Promesa. Pero Curro ya no es el muchacho inseguro de antes. Con voz firme lo encara, exigiéndole que abandone la finca de inmediato o será entregado a la Guardia Civil.

José Juan, desafiante, responde que no existen pruebas en su contra. Y es entonces cuando Julia, armándose de valor, interviene para declarar que ella misma será testigo de sus crímenes. Estaba allí, lo vio todo, y no dudará en decir la verdad ante las autoridades. Arrinconado, sin escapatoria, José Juan comprende que debe huir o enfrentarse a la cárcel. Furioso y humillado, elige la fuga.

Cuando Curro comparte lo sucedido con Martina, la joven queda petrificada. Recuerda el disparo que oyó en los jardines aquel día en que pensó que se trataba de un cazador, y ahora descubre que ese disparo iba dirigido a ella. La angustia la invade: pudo haber muerto en ese instante. Exige denunciar de inmediato a José Juan para sentirse realmente segura, pero Curro y Julia intentan calmarla asegurándole que ya ha huido. Aun así, el miedo sigue oprimiendo el corazón de Martina, que teme que en cualquier momento pueda regresar.

Ante esa zozobra, Curro propone una solución drástica: que Martina se aleje por un tiempo de la Promesa. Julia le ofrece acompañarla a Córdoba para que conozca a su familia, un refugio donde recuperar algo de serenidad. Aunque Martina duda, sabe que esa distancia podría ser lo único que la salve de la amenaza de José Juan.

Pero mientras el miedo de Martina crece, otro escándalo sacude al palacio: Catalina confiesa con voz temblorosa que el padre de su hijo no es Pelaio. Sus palabras caen como un rayo sobre Alonso, que queda inmóvil, incapaz de creerlo. La furia lo consume y exige saber de inmediato quién es el verdadero padre. Catalina suplica que no la presione, que aún no tiene fuerzas para revelar ese nombre. Manuel interviene en defensa de su hermana, consciente de lo peligrosa que podría ser tanta tensión para su embarazo. Alonso, dominado por la ira y la frustración, abandona la sala entre gritos, dejando a Catalina en lágrimas.

La noticia se esparce por la Promesa como pólvora. Los murmullos, las miradas inquisitivas y los juicios silenciosos llenan cada rincón del palacio. Y entre todas las reacciones, la más fría y peligrosa es la de Cruz, quien considera que la única solución es un “accidente” que haga perder a Catalina a su hijo. Su crueldad no tiene límites. Alonso, horrorizado ante la propuesta de su esposa, se rebela: jamás permitirá semejante atrocidad.

La Promessa 11–17 agosto 2025, Pia torna, Jana sotto pressione

Mientras tanto, en los pasillos de servicio, la tensión también aumenta. Teresa y Marcelo preparan en secreto una maleta con lo esencial, listos para escapar si la amenaza del duque se hace demasiado grande. La reaparición de Leocadia incrementa el pánico, sobre todo porque Cruz había ordenado en el pasado a Rómulo que la eliminara. El mayordomo, que nunca pudo obedecer semejante crueldad, se enfrenta ahora al peso de aquella decisión. Verla viva, frente a él, le despierta un remordimiento insoportable. Su conciencia lo atormenta: de haber obedecido, tal vez nada de esto estaría ocurriendo.

Pero al mismo tiempo sabe que su desobediencia fue un acto de humanidad, uno que cambió el rumbo de los acontecimientos. Ahora, sin embargo, ese secreto olvidado vuelve a llamar a la puerta con toda la fuerza del pasado.

La llegada de Leocadia es como la apertura de una caja de Pandora. Cruz, atrapada en su propia red de engaños, siente que cada palabra de esa mujer puede convertirse en un cuchillo afilado que derrumbe su poder. Simona y Candela, testigos silenciosos, también recuerdan bien a aquella mujer que en otro tiempo fue íntima amiga de la marquesa. El misterio de por qué se rompió esa amistad, nunca del todo aclarado, resurge con fuerza.

La Promesa se convierte en un hervidero de secretos, traiciones y verdades a punto de salir a la luz. Y con Leocadia caminando por sus pasillos, nadie puede estar seguro de lo que vendrá.