🔴 Dreams of Freedom Preview, Chapter 385: “Damian Was Right”
Avance ‘Sueños de libertad’: «Damián tenía razón» en el capítulo 386 (4 de septiembre)
El amanecer en Toledo trajo consigo un espejismo de calma. La colonia parecía despertar en paz, pero entre las paredes de la finca de los De la Reina y en los pasillos de la perfumería, se gestaba una tormenta que prometía cambiarlo todo. Lo que parecía un día cualquiera se transformaría en una jornada de revelaciones que desgarrarían almas y pondrían a prueba la resistencia de los protagonistas.
En la casa familiar, Damián ya estaba en pie, cargando con el peso de una empresa al borde del colapso y de una familia marcada por secretos. Al ver a Manuela abatida en la cocina, intentó consolarla sin imaginar que, con sus palabras, acabaría abriendo una herida más profunda: la noticia de que Gaspar abandonaba la colonia. Para la gobernanta, esa revelación fue como un mazazo; la idea de un futuro sin él, inconcebible.
Mientras tanto, Pedro regresaba con Digna a la fábrica. De puertas afuera parecían un matrimonio sólido, pero dentro del coche reinaba un silencio sofocante. Él, inflexible, le exigía firmeza; ella, rota por dentro, apenas contenía las lágrimas. Joaquín fue testigo de esa tensión y comprendió que algo oscuro unía a su madre con Pedro, un lazo de miedo que ella intentaba disimular.

En la perfumería, la situación empeoraba: proveedores cancelaban contratos, la reputación se desplomaba y Damián confiaba en Gabriel para salvar lo poco que quedaba. Tasio, por su parte, mantenía con su padre un trato frío, aunque aceptó acudir a una cena en la que, quizá, podrían acercar posiciones.
Fuera de ese caos, María movía piezas en silencio. Con astucia, manipuló a Julia para que convenciera a Andrés de formar una familia, plantando en la niña la ilusión de un futuro hermano que sirviera a sus propios intereses.
Irene, desesperada, publicó un anuncio en el periódico buscando a José, mientras intentaba recomponer su amistad con Digna. Pero esta, cada vez más hundida en el control de Pedro, la rechazó con violencia, dejando claro que no quería ayuda de nadie.
La tensión también alcanzó la cantina. Manuela encaró a Gaspar, suplicándole que no se marchara. Estaba dispuesta incluso a sacrificar su propia vida en la colonia para que él se quedara. Sin embargo, Gaspar, con dureza cruel, la hirió con palabras que destruyeron por completo su esperanza. Manuela salió destrozada, sin saber que él también sangraba por dentro tras esa máscara de indiferencia.

En otro rincón, Marta y Carmen presentaron su campaña publicitaria. Contra todo pronóstico, Pedro la aprobó con entusiasmo. Marta logró una victoria profesional, pero en lo personal seguía rota, recordando a Fina. Joaquín, en cambio, percibió que todo encajaba en un plan oculto, cada gesto de Pedro y cada reacción de su madre confirmaban que había una verdad escondida.
Esa verdad salió a la luz al caer la noche. Joaquín, decidido a enfrentar a Digna, la obligó a hablar. Ella, incapaz de sostener más el silencio, rompió en llanto y confesó lo impensable: Damián y Andrés tenían razón. Pedro los había manipulado desde el principio, moviendo los hilos de la empresa y de sus vidas para destruir a los De la Reina.
Lo más devastador llegó después: la confesión de que Pedro la tenía sometida con una amenaza mortal. Si lo traicionaba, él revelaría su implicación en la muerte de Jesús. Entre lágrimas, Digna admitió que aquella noche discutieron, que Jesús la empujó y que, al defenderse, ella lo hizo caer. Fue un accidente, pero Pedro lo había convertido en un arma para chantajearla.
Joaquín, horrorizado, comprendió al fin que el hombre que había arruinado su vida también mantenía a su madre prisionera de un secreto inconfesable. Y que la única salida pasaba por destapar la verdad, aunque el precio pudiera ser devastador.